Traducido de un artículo de: Ken Silverstein.
Mossack Monseca fue fundada en 1977 en Panamá por el alemán Jurgen Mossack y un panameño llamado Ramón Fonseca, vicepresidente del partido que actualmente gobierna el país, y más tarde llegó un tercer director, el abogado suizo Christoph Zollinger. Desde los años 70, Mossack Fonseca ha expandido sus operaciones y ahora trabaja con oficinas afiliadas en 44 países, incluyendo las Bahamas, Chipre, Hong Kong, Suiza, Brasil, Jersey, Luxemburgo, las Islas Vírgenes Británicas y, tal vez el más turbador, Estados Unidos, más concretamente en los estados de Wyoming, Florida y Nevada.
Mossack Fonseca, por supuesto, no está sola en la constitución de empresas fantasma utilizadas por los corruptos y evasores de impuestos del mundo. Alrededor del planeta existen un gran número de firmas que compiten, y muchas de ellas registran empresas fantasma que son tan sospechosas como Drex. Prueba de esto es el caso de Viktor Bout, quien en los 90, traficaba armas para los talibanes a través de una empresa fantasma registrada en Delaware. Más recientemente, en 2010, un hombre llamado Khaid Ouazzani se declaró culpable de utilizar una firma de la ciudad de Kansas, Missouri, llamada Truman Used Auto Parts para mover dinero para Al Qaeda.
Noticias dispersas e investigaciones internacionales han señalado a Mossack Fonseca como una de las firmas creadoras de empresas fantasma con más alcance en el mundo, pero hasta ahora ha utilizado una gama tan amplia de trucos legales y contables que le han permitido pasar desapercibidos a ella y a sus clientes en la mayoría de los casos.
La empresa no acepta esta declaración y afirma en un correo electrónico que "no hay ningún registro judicial o gubernamental que haya identificado alguna vez a Mossack Fonseca como la creadora de empresas fantasma. Cualquier cosa que relacione a nuestro grupo con algún tipo de 'actividad delictiva' carece de fundamento, ya que nunca hemos sido notificados de la existencia de algún procedimiento legal... hasta el momento".
Pero un año de investigaciones revela que Mossack Fonseca —a la que The Economist ha descrito como una industria "notablemente hermética" líder en finanzas en paraísos fiscales— ha servido como la intermediaria registrada de empresas de fachada vinculadas a un montón de gángsters y ladrones famosos que, además de Makhlouf, incluye a socios de Muamar el Gadafi y Robert Mugabe, así como a un multimillonario israelí que ha saqueado uno de los países más pobres de África, y a un oligarca llamado Lázaro Báez, quien, de acuerdo con registros de la corte de Estados Unidos y los informes de un fiscal federal en Argentina, supuestamente lavó decenas de millones de dólares a través de una red de empresas fantasma, algunas de las cuales Mossack Fonseca había ayudado a registrar en Las Vegas.
A través de documentos y entrevistas he descubierto que Mossack Fonseca ayuda con gusto a sus clientes a montar las llamadas compañías constituidas —que son las vendimias más añejas del negocio de lavado de dinero, odiadas por la policía fiscal y queridas por los ladrones, ya que han "envejecido" por años antes de ser vendidas, por lo que parecen corporaciones establecidas y con un historial sólido— incluso en Las Vegas. Un gestor internacional de activos que habló con Mossack Fonseca sobre cómo hacer negocios con ellos me dijo que la empresa ofreció venderle una compañía constituida de 50 años de antigüedad por 100.000 dólares.
Si las compañías constituidas son los vehículos de huida de los ladrones de banco, entonces Mossack Fonseca sería el vendedor de carros más turbio del mundo.
En marzo de 2014 volé a Ciudad de Panamá, hogar de la sede principal de Mossack Fonseca. Víctor, un periodista local, me llevó de tour por la ciudad. Pasamos por los exuberantes campos de golf y las mansiones en la antigua zona del canal controlado por Estados Unidos, por los deslucidos edificios de apartamentos del barrio El Chorrillo y por los rascacielos del distrito central de negocios. Por la época de mi visita, Panamá se preparaba para las elecciones nacionales, y los carteles de campaña cubrían cada poste y cada muro. Víctor me ofreció un comentario sobre las elecciones mientras conducíamos. "Ese tipo es un imbécil", dijo, señalando una valla de un candidato a la Asamblea Nacional que, según él, estaba relacionado con el comercio local de drogas. "Bueno, todos son unos imbéciles. Pero él es un imbécil de verdad".
Panamá ha sido gobernada por imbéciles por más de un siglo. En 1903, la administración de Theodore Roosevelt creó el país después de matonear a Colombia para que cediera lo que antes era el departamento de Panamá. Roosevelt actuó por petición de varios grupos bancarios, entre ellos J. P. Morgan & Co., que fue nombrado como el "agente fiscal" del país, responsable de la gestión de diez millones de dólares de ayuda que Estados Unidos se apresuró a enviar a la nueva nación.