Parece haber una razón de por qué funcionarios en Estado
Unidos identificaran al atacante suicida del Manchester Arena cuatro horas
después. El FBI sabía exactamente quién era el autor y fueron capaces de
filtrar grandes cantidades de datos a la prensa estadounidense, para
frustración de la inteligencia británica. Este es el por qué:
Explosivas declaraciones han podido comprobar que la agencia
de inteligencia MI5 del Reino Unido estaba ya advertido de que Salman Abedi estaba
planeando una atrocidad terrorista.
El 22 de mayo, Abedi detonó un dispositivo explosivo
improvisado cargado con metralla al final de una actuación en Manchester de la
cantante estadounidense Ariana Grande, matando a 22 personas, muchas de las
cuales eran niños, hiriendo a 116.
Según el Mail on Sunday, “el FBI notificó al MI5 que Abedi
era parte de una célula del Estado Islámico del norte de África que estaba
preparándose para atacar un objetivo político en el Reino Unido”.
El FBI pasó estas advertencias MI5 en enero, después de
colocar Abedi en su lista de terroristas en 2016. Una “fuente de seguridad” no
identificada dijo al Daily Mail que el FBI informó al MI5 que Abedi “pertenecía
a una banda terrorista del norte de África con sede en Manchester, que en busca
de un objetivo político en este país”.
Y continúa: “Después de este chivatazo de Estados Unidos,
Abedi y otros miembros de la banda fueron investigados por el MI5. En ese
momento se pensó en que Abedi tenía la intención de asesinar a una figura
política. Pero no salió nada de esta investigación y trágicamente, la jerarquía
del objetivo era más baja”.
En un artículo de Middle East Eye (MEE) se expone lo
que describió como una política de “puerta abierta” por el anterior gobierno
conservador de David Cameron, permitiendo a los miembros del Grupo Islámico
Combatiente Libio (LIFG/GLLI) viajar a Libia en 2011 como parte de las
operaciones militares para derrocar a Muamar Gaddafi. May fue ministra del
Interior en ese gobierno. Los padres de Abedi eran ambos miembros del LIFG.
Estos individuos fueron capaces de viajar libremente entre el Reino Unido,
Libia, Siria y otros lugares.
Los ex combatientes rebeldes entrevistados por el MEE
explican cómo los servicios de seguridad británicos ayudaron a sus movimientos,
proporcionándoles pasaportes. Belal Younis, que viajó a Libia en 2011, dijo que
un oficial del MI5, que lo había detenido para ser interrogado después de un
viaje a Libia a principios de 2011, “¿Está dispuesto a ir a la batalla?. Mientras
yo me tomaba mi tiempo para encontrar una respuesta”, dijo Younis a MEE, “se
volvió y me dijo que el gobierno británico no tiene ningún problema con la
gente que está luchando contra Gaddafi”.
Durante un viaje posterior a Libia en mayo de 2011, fue
interrogado por la policía antiterrorista en una sala del aeropuerto británico,
pero un oficial del MI5 intercedió y se le “dejó pasar”. El agente del MI5 más
tarde llamó a Younis para decirle que “él había ordenado que lo dejaran libre".
Muchos de los que han viajado a Libia previamente habían
estado bajo control por los servicios de seguridad antiterrorista, con fuertes
restricciones a su movimiento y actividad en Internet. Sin embargo, estas
órdenes de control fueron levantadas en 2011 cuando Gran Bretaña se unió a los
esfuerzos estadounidenses y franceses para derrocar a Gaddafi.
Desconocido para el pueblo británico, Manchester fue el centro
de operaciones que canalizó a los combatientes rebeldes en Libia. Younis dijo a
la prensa del MEE, “La mayoría de los que se fueron de aquí eran de Manchester”.
Otro luchador nacido en Gran Bretaña dijo al MEE que también
se les permitió viajar a Siria, donde los grupos islamistas, vástagos de
Al-Qaeda y respaldados por los EE.UU. y Gran Bretaña, han estado luchando para
derrocar al gobierno de Bashar Al-Assad. A Abedi mismo se le permitió viajar a
Siria. “No se les hizo preguntas”, dijo Younis. Otro británico-libio dijo que
había trabajado para el SAS británico en Bengasi editando vídeos de propaganda
llamativos para el reclutamiento, mostrando a combatientes cómo eran entrenados
por el SAS y las fuerzas especiales irlandeses.
“Hay muchas razones para especular que la atrocidad de
Salman Abedi en el Manchester Arena el lunes por la noche fue en parte una
consecuencia directa de la intromisión del MI6 en los asuntos de Oriente Medio
y del norte de África”.
Oborne destacó el papel del MI6 bajo el gobierno laborista
de Tony Blair, cuando sus antiguos jefes, Sir Richard Dearlove y Sir John
Scarlett, “les permitió [MI6] convertirse en una herramienta de propaganda para
la pandilla de traficantes de guerra del primer ministro”.
Scarlett redactó el famoso dossier sobre las inexistentes
armas de destrucción masiva de Saddam Hussein.
Las sórdidas relaciones de Gran Bretaña con el LIFG y otros
grupos vinculados a Al-Qaeda se remontan a la década de 1990. El LIFG fue generado a partir de los
muyahidines y construido por los EE.UU. en Afganistán, como parte de su
desestabilización a la Unión Soviética. Desde entonces, el destino de la GLLI ha
estado íntimamente ligado a los cambios en la política exterior británica y
estadounidense.
En 1996, los servicios de inteligencia británicos pagaron a
los líderes del LIFG grandes sumas de dinero para que intentaran asesinar a Gaddafi,
según las filtraciones de funcionarios de alto nivel de inteligencia franceses
y el ex oficial del MI5 David Shayler. En 2004, tras el acercamiento del
gobierno de Blair con el régimen libio, el MI6 ayudó a capturar al líder del
LIFG, Abdel-Hakim Belhaj y su adjunto, Sami al-Saadi. Según el historiador y
escritor británico Mark Curtis, Belhaj fue entregado a la CIA, torturado, y
luego enviado de vuelta a Trípoli para pasar seis años en régimen de
aislamiento, donde los agentes del MI6 informaron que lo interrogaron.
En 2011, en respuesta a la primavera árabe, los EE.UU. y
Gran Bretaña activaron los planes de larga data para las operaciones de cambio
de régimen en Oriente Medio. Las órdenes de control terrorista contra los
líderes del LIFG se levantaron porque, según Curtis, el gobierno británico “una
vez más se encontró que sus intereses -sobre todo los relacionados con el
petróleo-coincidían con los de las fuerzas islamistas en Libia”.
Estas revelaciones explosivas plantean una serie de
preguntas que deben ser contestadas:
- ¿Por
qué el MI5 abandó su investigación sobre Salman Abedi, y quién autorizó
tal abandono?
- ¿Por
qué fue capaz de viajar libremente por toda la Unión Europea y Oriente
Medio, incluyendo a los conocidos centros terroristas?
- ¿Informó
el MI5 al gobierno de Theresa May de la amenaza de atentado contra un
objetivo político en Gran Bretaña?
- ¿Cómo
fue capaz de recibir miles de libras en préstamos estudiantiles para
financiar sus actividades, incluyendo el viaje y el alquiler de varias
residencias en el período previo al ataque en Manchester, a pesar de no ir
a la universidad?
La semana pasada, el líder del Partido Laborista Jeremy
Corbyn se ganó la enemistad de los medios cuando señaló la conexión obvia entre
la participación británica en las guerras de estilo colonial y el mayor peligro
del terrorismo. The Guardián dirigió
el ataque, con Jonathan Freedland insistiendo: “Es una ilusión pensar que los
ataques terroristas son sólo consecuencia de la política exterior”, y Paul
Mason declarando: “La ‘teoría del tiro por la culata’, que culpa al terrorismo
islamista directamente por la guerra expedita occidental, es a la vez simple e
irrelevante en este caso”.
Sin embargo, Corbyn se pronunció sobre la responsabilidad
política de los sucesivos gobiernos de Laboristas y Conservadores para el
lanzamiento de guerras de agresión e incluso comprometiendo los recursos
adicionales del ejército y los servicios de seguridad. Que hasta ahora no
ha dicho nada acerca de las revelaciones de que el MI5 tenía la advertencia del
ataque de Abedi.