Un estudio de Princeton se tradujo en malas noticias para la
democracia americana, a saber que, ya no existe.
Preguntándose
"quien realmente hace las reglas" los investigadores
Martin Gilens y Benjamin I. argumentan que
durante las últimas décadas el sistema político de Estados Unidos se ha
transformado poco a poco de una democracia en una oligarquía, donde las élites
ricas ejercen más poder.
Usando datos extraídos de más de 1.800 iniciativas políticas
distintas entre 1981-2002, los dos concluyen que los individuos ricos, bien
conectados en la escena política ahora dirigen el rumbo del país, sin tener en
cuenta o incluso en contra de la voluntad de la mayoría de los votantes.
"El punto central que se desprende de nuestra
investigación es que las élites económicas y los grupos organizados que
representan intereses empresariales (léase lobbies) tienen efectos sustanciales
en la política del gobierno de Estados Unidos", escriben, "mientras
que los grupos de interés de masas y los ciudadanos comunes tienen poca o
ninguna influencia”.
Como ilustración, Gilens compara las preferencias políticas
de los estadounidenses en el percentil 50 de ingresos a las preferencias de los
estadounidenses en el percentil 90, así como los principales grupos de presión
o de negocios. Ellos encuentran que en el gobierno, -ya sea republicano o
demócrata- sigue más a menudo a las preferencias de este último grupo en lugar
del primero.
Las investigaciones
señalan que esto no es un nuevo desarrollo causado por, por ejemplo, las
decisiones recientes de la Corte Suprema que permite más dinero en la política. A
medida que los datos se remontan a la década de 1980, sugieren que esta ha sido
una tendencia de largo plazo, y por lo tanto es más difícil para la mayoría de
la gente percibirla, por no hablar de revertirla.
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