En el artículo anterior (aquí en español) expliqué por qué el bitcoin debería
considerarse una reacción a la hegemonía del dólar estadounidense y cómo otras
naciones y bancos centrales se enfrentan a la crisis del dólar provocada por la
desdolarización. En este artículo analizaré cómo llegamos a este punto y qué mecanismos
ayudaron a crear una sociedad basada en la deuda. En el tercer y último artículo examinaremos
la naturaleza de la futura transición geopolítica y geo-financiera, así como
las señales que debemos vigilar en el futuro inmediato.
Del oro al papel
Para comprender lo que está ocurriendo hoy en día, debemos
mirar hacia atrás en tiempos más simples, cuando las personas intercambiaban
entre sí. La utilidad y la disponibilidad de los productos determinaba su
valor. El oro, en particular representaba un bien finito que era difícil
de encontrar y útil en varios campos. Por esta razón, el oro siempre ha
sido considerado como el mejor ejemplo de un bien valioso, junto con los
diamantes, el platino, la plata y otros elementos que son difíciles de
encontrar pero que tienen un uso común o diario. Por ejemplo, la importancia de
la utilidad transformó el uranio, un elemento por lo demás inútil, en un bien
valioso tras el descubrimiento de la energía atómica. Volviendo al oro,
uno puede entender cómo en la era del trueque, el oro era el elemento de
referencia con el que tasar el valor de todo. Poco a poco, al oro se unió
la plata y luego el bronce para simplificar el intercambio de mercancías y
aumentar la comodidad de su uso.
El oro tenía su propio valor intrínseco y era válido en
todos los imperios del mundo; lo mismo pasaba con la plata y el bronce. El
oro se había convertido no solo en un medio de intercambio y una medida de
valor, sino también en un depósito de valor que se iba heredando. Sobre
todo, era un medio de pago. Cuando las monedas de plata comenzaron a
escasear, se introdujo el pago con la moneda impresa en cuero. Sin
embargo, a menudo fueron rechazados debido a que carecían de los principios
básicos que otorgaban el oro, la plata o el bronce atendiendo a su medida y
depósito de valor. Esta moneda podría desgastarse, y aunque era un medio
de pago, no era tan sólida y confiable como los metales preciosos.
La verdadera revolución comenzó en el siglo XVIII cuando el
banco central francés comenzó a tomar barras de oro de sus ciudadanos a cambio
de trozos de papel con el valor correspondiente escrito en él. Este cambio
tendría enormes repercusiones en la economía mundial durante los próximos 300
años.
El aspecto más importante de este cambio fue psicológico, por
el cual la persona común estaba dispuesta a entregar su oro físico al banco
francés a cambio de un pedazo de papel que indicaba la cantidad de oro que
poseía. Hay dos razones fundamentales que llevaron a esta elección, ambas
relacionadas con la naturaleza humana: la simplicidad de uso y la confianza en
el sistema. El estado francés, a través de su banco central, retiró el oro, la
plata y bronce a la gente y lo cambió por papel moneda física sin ningún valor
intrínseco. Pero el papel moneda ofrecía un alto grado de portabilidad y
facilidad de uso, ayudando a su manejo como medio de pago e intercambio de
bienes. El capitalismo nació y la transferencia de riqueza se completó. El
mundo estaba pasando de una economía real basada en valores intrínsecos, como
la representada por el oro, la plata y el bronce, a una ficticia anclada en
trozos de papel.
La Moneda de Reserva
Mundial.
El Imperio Británico, y luego el estadounidense, han
prosperado enormemente en este arreglo, gracias a la acumulación de oro en sus
bancos centrales. El Banco de Inglaterra había acumulado enormes reservas de
oro y, por lo tanto, pudo emitir grandes cantidades de libras, lo que aumentó
el concepto de una reserva monetaria mundial. La libra había reemplazado
lentamente a la moneda francesa como el principal medio de intercambio en todo
el mundo, dejando a Gran Bretaña en una posición privilegiada dando como
resultado el papel central de Londres en la economía global. A lo largo de la
historia, el surgimiento de grandes imperios ha coincidido con que su moneda
sea la moneda de reserva mundial. Hasta el Imperio Británico, la moneda siempre
había sido una mezcla de monedas valiosas y monedas de reemplazo. Pero con la
libra esterlina, el oro fue reemplazado por completo por la libra, dando a Gran
Bretaña y sus colonias un poder desproporcionado para manipular la economía
global. Para que el sistema fuera sostenible, la obligación era imprimir moneda
solo en relación con la cantidad de oro que realmente se poseía. Cada libra
emitida se correspondía con una tarifa de oro que solo se había tomado prestada
del banco central británico. Cada titular de la moneda, primero en Francia y
ahora en Inglaterra, teóricamente podría haber pedido su oro en lugar de libras
esterlinas o florines franceses. Este acuerdo se basó en la confianza
depositada en los bancos centrales y el estado, liberando al ciudadano promedio
de tener que transportar y proteger las monedas preciosas.
Al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos
emergió como el mayor triunfador en el Oeste y Washington pronto reemplazó a
Londres como la principal potencia mundial, con el tomando el dólar en lugar de
la libra como moneda de reserva mundial. El verdadero cambio negativo se
produjo cuando Nixon decidió en 1971 eliminar el dólar del correspondiente
valor en oro que se había establecido en el Acuerdo de Bretton Woods. Ya no se
le exigía a la Fed que se imprimiera el precio del oro en su papel moneda. La
crisis del petróleo de 1973 fijó aún más el valor del dólar como resultado de
este choque petrolero, llevando a Arabia Saudita y los países de la OPEP a
firmar un acuerdo secreto con Washington. Este acuerdo estipulaba que, a cambio
de la protección política y militar de Washington, los países de la OPEP
tendrían que vender petróleo solo en dólares. Así nació el petrodólar, que
reemplazó al estándar vinculado al oro que existía antes de Nixon.
En el transcurso de unos años, la economía mundial
experimentó un cambio dramático y catastrófico. El poder militar y económico
estadounidense había prevalecido, y la FED podía imprimir infinitas cantidades
de dólares sin preocuparse por su sostenibilidad o credibilidad, confiando en
la guerra, los medios y el consumismo para apuntalar la fachada. El mundo
comenzó a enviar bienes de consumo a los Estados Unidos a cambio de papel usado
sin relación con el oro. La estafa del siglo estaba completa. Es una farsa que
depende de la colusión entre bancos, agencias federales, agencias de
calificación y gobiernos para crear la ilusión de que los bonos del gobierno
estadounidense son el activo más seguro del mundo, incluso más que el oro
mismo, que comenzó a desaparecer lentamente del radar como una reserva de valor
intrínseco.
Avanzando rápidamente hasta el final de la década de 1980,
la situación comenzó a empeorar con la transición a una realidad digital
regulada por Wall Street y la especulación financiera. Los bancos centrales
podrían crear dinero simplemente transfiriendo dinero a los bancos
digitalmente.
Este fenómeno provocó una enorme divergencia entre los
activos reales y el valor de las monedas. Muchos países que carecen de cierto
nivel de credibilidad internacional podrían ver un aumento de la inflación en
cuestión de horas como resultado de una fuerte especulación financiera,
devaluando el valor de su moneda con consecuencias desastrosas para la economía
real.
Veinte años más tarde, la grieta revelada por Lehman Brother
repentinamente amplificó todos los problemas existentes. El riesgo era que los
ciudadanos perderían la confianza en el dólar o el euro, socavando la
comprensión que existía desde el siglo XVIII, donde los ciudadanos
intercambiarían oro por papel con la certeza de que la integridad de este
proceso estaba garantizada por el banco central de su país. En lugar de sanar
al sistema financiero, la solución ideada buscaba aumentar el poder de los bancos
y las instituciones financieras, y sobre todo inundar el mercado con dinero
para salvar a los bancos que eran demasiado grandes para quebrar. Los
contribuyentes ordinarios de repente se vieron envueltos en una deuda de 800
mil millones de dólares con un simple clic del mouse, la Fed trabajando toda la
noche para crear dinero de la nada con el fin de aumentar la liquidez de los
bancos.
Gracias a una continua corriente propagandística de los
medios de comunicación, el ciudadano medio estuvo poco preocupado por estas
acciones y la economía global evitó ir cuesta abajo. Los bancos centrales se
encontraron en una situación sin precedentes, forzándolos a admitir que la
única forma de salvar la economía era crear más dinero de la nada. Una
situación tan absurda que ha llevado al Deutsche Bank en 2018 a acumular
instrumentos financieros tan tóxicos como derivados por aproximadamente 46
billones de dólares, el doble de la economía estadounidense. Esto está
degenerando en una locura sin sentido, como veremos en el próximo y último
artículo de la serie.
En el siguiente y último artículo de la serie explicaré cómo
la criptomoneda podría salvar a todo el sistema financiero en caso de una nueva
crisis y por qué esto significa el final del momento unipolar para los EE.UU.
Artículo de: FEDERICO
PIERACCINI, Strategic-Culture.