El símbolo de la Wolfsangel de la SS de Adolf Hitler enarbolada en Ucrania. |
The New York Times, en su incesante sesgo anti-ruso sobre la
crisis de Ucrania, ahora quiere que cada uno utilice la "I" - de
"invasión" - al describir la interferencia de Rusia en Ucrania a
pesar de la evidencia de apoyo débil para en tal cometido presentado por Kiev y
la OTAN.
La evidencia, incluyendo fotos satelitales comerciales que
carecen de coordenadas, era tan poco convincente que los ex analistas de
inteligencia de Estados Unidos lo compararoncon el caso del engaño en Irak sobre las armas de destrucción masiva. Sin
embargo, haciendo caso omiso de las preocupaciones sobre la calidad de la
prueba, el Times publicó un artículo en primera plana el viernes burlándose de
los líderes políticos occidentales, entre ellos la canciller alemana, Angela
Merkel, y el presidente Barack Obama, por no pronunciar la "I-palabra”.
El artículo de The Times, por Andrew Higgins, esencialmente azuzó
a Merkel y Obama a adoptar una dialéctica más hiperbólica sobre la crisis por
riesgo por riesgo de aparentar debilidad. The Times, con su redactada crítica
usando su lengua "circunspecta" - o también se le podría llamar
"terminological fudges " (terminología confusa)- lo presentó como una
victoria para el presidente ruso, Vladimir Putin.
Pero el Times y otros medios noticiosos dominantes de EE.UU.
han participado en sus propios "terminological fudges" con respecto a
la "N-palabra" al ocultar o enterrar el hecho de que el régimen de
Kiev ha desplegado a sabiendas milicias neonazis en la sangrienta lucha
callejera contra los rusos étnicos en el este de Ucrania.
Esta triste realidad se ha convertido en uno de los hechos
más sensibles que la propaganda del Departamento de Estado y la cobertura de los
medios han tratado de evitar. Sin embargo, para comprender plenamente el
papel de estos extremistas neonazis, los estadounidenses necesitan un traductor
para los circunloquios utilizados por el Times y otros medios de prensa
estadounidenses. Por lo general, en la prensa estadounidense, los neonazis de
Ucrania son llamados "nacionalistas", un término asociado a un
concepto más patriótico y positivo. Dejando a un lado el hecho de que
estos "nacionalistas" llevan banderas nazis y remontan su linaje
ideológico a Adolf Hitler, la SS, y el colaborador de los nazis Stepan Bandera.
Otras referencias de los “medios de comunicación” a los
nazis son aún más oscuras. Por ejemplo, las milicias neonazis son a veces
llamadas brigadas de "voluntarios", lo que hace que suenen como los
Boy Scouts. Pero por lo general es sólo la simple omisión "N-palabra."
El jueves, The Times publicó un artículo polémico que criticaba el plan de
Putin para resolver la crisis de Ucrania al tiempo que señaló que las
conversaciones de paz enfrentan obstáculos de elementos de ambos lados:
"Moscú no controla totalmente a los separatistas, ni está claro que Kiev
pueda frenar a las milicias armadas que se encuentran con su ejército en el este".
El filtrado de esa frase fue la "N-palabra". La razón de que
esas "milicias armadas" puedan resistirse a la paz es debido a que
consisten en neo-nazis que quieren una Ucrania racialmente pura. No son
personas razonables que favorezcan la convivencia en la diversidad étnica. Las milicias de Ucrania incluyen batallones
abiertamente neonazis como la brigada de Azov, que enarbola la bandera
"wolfangel" propia de las SS nazis. Los líderes de Azov
defienden las teorías de supremacía racial considerando a los rusos étnicos como
"Untermenschen" o subhumanos.
Pero The Times deja de lado la "N-palabra" nazi
porque de lo contrario los lectores pueden empezar a dudar de la narrativa –malo/bueno-
que el Times ha tejido desde el comienzo de la crisis el pasado invierno. Por
lo general, cada vez que se mencionan a los neo-nazis de Ucrania, se realiza en
el contexto de que su presencia es un mito o simplemente como "propaganda
rusa". Otras veces, la realidad es enterrada tan profunda en los artículos
que son muy pocos los lectores que puedan llegar tan lejos. Por ejemplo, en
un artículo del 10 de agosto de Andrew E. Kramer en TheTimes, mencionó el papel paramilitar neonazi emergente en los tres
párrafos finales de una larga historia en otro tema.
Había que llegar casi al final del artículo para poder leer:
"La lucha de Donetsk ha adquirido un patrón letal: El ejército regular
bombardea posiciones separatistas, seguido por asaltos violentos caóticos por
algunos de la media docena de grupos paramilitares que rodean Donetsk que están
dispuestos a sumergirse en el combate urbano".
Y a continuación acababa diciendo: "Los funcionarios de
Kiev dicen que las milicias y el ejército coordinan sus acciones, pero las
milicias, que cuentan con unos 7.000 combatientes, están enojados y, a veces,
incontrolables. Azov, que se hizo cargo del pueblo de Marinka, enarbola un símbolo neonazi que se asemeja a una
esvástica”. [Ver de Consortiumnews.com "NYTDiscovers Ukraine's Neo-Nazis at War. "]
Recientemente, en la ciudad portuaria de Mariupol, el
reportero de Política Exterior, Alec Luhn también se encontró con los neo-nazis
de Azov y otras milicias del Gobierno de Ucrania. Él escribió :
“El azul y amar de las banderas ucranianas sobrevuelan el
quemado edificio de la administración de la ciudad de Mariupol y en puestos de
control militares alrededor de la ciudad, pero en una escuela de deporte cerca
de una enorme planta metalúrgica, otro símbolo es igual de importante: el
símbolo Wolfsangel que era ampliamente utilizado en el Tercer Reich y ha sido
adoptado por grupos neonazis. ...
"Las fuerzas pro-rusas han dicho que están luchando
contra los nacionalistas ucranianos y« fascistas »en el conflicto, y en el caso
de Azov y otros batallones, estas afirmaciones son esencialmente ciertas."
Pero esta verdad incómoda no es algo que el Departamento de
Estado de Estados Unidos y la corriente principal de los Estados Unidos de
prensa quieren que sepas. En su lugar, han tejido una falsa narrativa
donde toda la culpa de la crisis de Ucrania recae en el Presidente de Rusia
Putin y su diseño diabólico para reclamar los países a su oeste para un
renacimiento de la Unión Soviética. La realidad actual es que Putin quería
mantener el status quo en Ucrania mediante el apoyo del elegido presidente
Viktor Yanukovich. Fue Occidente el que suscitó los problemas en Ucrania
con funcionarios neocon estadounidenses como la subsecretaria de Estado,
Victoria Nuland, y el senador John McCain; así como grandes adinerados como el
señor Soros apoyando activamente un golpe de Estado - encabezado por luchadores
callejeros neo-nazis - que derrocó a Yanukovich el 22 de febrero.
Después del golpe de Estado, en el reconocimiento del papel
fundamental que desempeñaron los neonazis, se les dio varios ministerios y sus
milicias fueron más tarde incorporadas en el ejército de Ucrania para la
ofensiva en el este de Ucrania para aplastar la sublevación de los rusos
étnicos que habían apoyado a Yanukovich y favorecido lazos económicos más
estrechos con Rusia. [Ver "de Consortiumnews.com IgnoringUkraine's Neo-Nazi Storm Troopers. "]
Pero ese relato más matizado - reconociendo la complicada
realidad de la historia y la política de Ucrania - destruiría la historia “bueno/malo”
favorecida por el New York Times y demás medios, en donde el régimen golpista
en Kiev son los "chicos buenos" y Putin y los rusos étnicos son
"los malos”.
Para proteger esa narrativa, todo el mundo no puede
pronunciar la "N-palabra” cuando se habla sobre Ucrania.
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