Desde hace mucho se sabe que la miel no gusta a las
bacterias. Baste comprobar que ésta parece una materia incorruptible, se puede
conservar comestible durante décadas y décadas. La medicina popular también ha
empleado desde tiempos inmemoriales la miel como desinfectante, en pequeñas
heridas, o como tratamiento contra el acné, al matar bacterias residentes de la
piel que infectan los poros de ésta produciendo la inflamación típica de una
espinilla. Se daba por supuesto que la elevada concentración de azúcares de la
miel era la responsable de la muerte de las bacterias. Supuestamente esta
concentración supone una concentración osmótica tan elevada que producía la
ruptura de la pared bacteria. Pero parece ser que hay algo más.
Investigadores de la Universidad de Lund en Suecia han
identificado un grupo único de 13 bacterias del ácido láctico que se encuentran
en la miel fresca, procedentes del estómago de las abejas. Las bacterias
producen una gran variedad de compuestos antimicrobianos activos. Estas
bacterias de ácido láctico han sido probadas en los patógenos humanos de heridas
graves tales como resistentes a la meticilina: Staphylococcus aureus (MRSA), Pseudomonas
aeruginosa y Enterococcus resistente a la vancomicina (VRE), entre otros.
Cuando se aplicaron las bacterias del ácido láctico a los patógenos en el
laboratorio, todos ellos fueron contrarestados.
Mientras que el efecto sobre las bacterias en humanos sólo
se ha probado en un entorno de laboratorio hasta el momento, las bacterias del
ácido láctico se han aplicado directamente a los caballos con heridas
persistentes. El LAB se mezcló con la miel y se aplica a diez caballos; donde
los propietarios intentaron varios otros métodos en vano. Todas las heridas de
los caballos fueron sanadas por la mezcla. Los investigadores creen que el
secreto de los buenos resultados se encuentra en el amplio espectro de
sustancias activas que contiene. Este es el beneficio de usar una sustancia
entera. Tobias Olofsson explica:
Los antibióticos son en su mayoría una sustancia activa, eficaz contra sólo un estrecho espectro de bacterias. Cuando se utiliza con vida, estas 13 bacterias lácticas producen el tipo de compuestos antimicrobianos, según sea necesario, en función de la amenaza. Parece que la miel de abeja ha funcionado bien durante millones de años protegiendo la salud contra otros microorganismos dañinos. Sin embargo, la miel que se compra en la tiendo no contiene las bacterias lácticas vivas, muchas de sus propiedades únicas se pierden con el tiempo.
El siguiente paso es realizar más estudios para investigar
el uso clínico más amplio contra las infecciones humanas actuales, así como en
los animales. Los resultados tienen implicaciones para los países en
desarrollo, donde la miel fresca es de fácil acceso, pero también para los
países occidentales, donde la resistencia a los antibióticos está aumentando seriamente. Hay
una diferencia sorprendente entre la miel cruda y la miel
pasteurizada. La miel cruda no solo se aplica a las heridas y quemaduras leves, también se
utiliza para el acné , dolores de garganta y gripes , alergias , para una mejor regulación de azúcar en la
sangre y el colesterol.
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