El espectáculo mediático y propagandístico encabezado por
Artur Mas, y que están representando conjuntamente las oligarquías catalana y
española, no es más que una cortina de humo para distraer al pueblo catalán, y
al resto de pueblos de la península, de la tiranía de la oligarquía (catalana,
española o internacional), de la gran estafa económica de la que son
protagonistas, y de la voluntad de los pueblos de España de liberarse de esta
tiranía mediante una revolución integral. Es decir, ni Artur Mas ni Mariano
Rajoy. Soberanía popular mediante una democracia de verdad, sostenida por una
auténtica participación de cada pueblo a través de las asambleas.
La corrupción en Cataluña está alcanzando cotas
inimaginables. El escándalo de la Sanidad Catalana está recorriendo el mundo entero. No sólo por lo que en sí representa, el mayor robo de la
historia de Cataluña, sino por haber sido a la vez protagonista de la más feroz
de las censuras. La actuación de CIU y la oligarquía catalana, ha humillado los
conceptos de democracia y justicia, amordazando la libertad de expresión y
condenando a la modesta pero valiente revista Cafè amb Llet del pueblo de
Blanes a pagar 10,000€ de multa por difamación. Es decir, por destapar la
corrupción con nombres y apellidos. La corrupción en Cataluña quiere ser
independiente, una dictadura independiente. Pero el pueblo quiere otra cosa.
El separatismo, el odio racial, el conflicto entre etnias,
pueblos, culturas y religiones, forman parte de la propaganda de la que la
oligarquía siempre se ha valido para imponer su hegemonía. El famoso divide y
vencerás. Es necesario pues ponerlos en evidencia, a ellos y a su basura
ideológica. Los pueblos de España compartimos los mismos anhelos y la misma
tiranía. Por esto nos interesa permanecer juntos actuando como un sólo
individuo. Esta es nuestra posición, nos interesa liberarnos de los tiranos
sumando esfuerzos. Pero cualquier pueblo de la península que decida libremente
ser independiente bajo una democracia participativa, sustentada en el
autogobierno del pueblo, sin duda marcará un camino para que otras comunidades
lo sigan, asociándose entre sí para reforzar el Poder Popular.
La oligarquía no pretende defender la cultura, ni la lengua,
ni la naturaleza del territorio, ni la sanidad pública, ni nada que no sea su
botín robado al pueblo. Lejos de promover la armonía social, promueve el
conflicto social. Es depredadora del medio ambiente, de los seres humanos y
sólo pretende defender sus privilegios. Sólo la gente de los pueblos de España
luchando por su independencia de la oligarquía internacional, son
capaces de defender unidos sus culturas, sus lenguas, sus tradiciones y el
medio ambiente de sus territorios.
El llamado País Vasco o Cataluña han desarrollado un
nacionalismo excluyente de todo lo español que por desgracia hoy se puede
encontrar en todas y cada una de las regiones españolas, desde Canarias a
Andalucía, Galicia, Valencia, Aragón, Asturias, León, en todas ellas, con
diferente grado de desarrollo, pasito a pasito, como el que no quiere la cosa,
la clase política (perdón, la casta política) ha tejido un entramado
nacionalista de baja intensidad que es una copia del entramado nacionalista de
baja intensidad que podemos encontrar en diversos momentos históricos en
Cataluña. Y ese es a mi modo de ver el principal problema: que no se quiere ver
el problema. Y lo peor, la artificialidad del problema que es creado, poco a
poco, pero que acaba siendo asumido como normal, tangible, histórico e incluso
milenario.
Nada tiene que reclamar la región catalana al resto de
España, puesto que su soberanía nunca le fue arrebatada. Cataluña sí formó
parte de una nación (entiéndase reino medieval),
denominada Corona de Aragón, que decidió unirse
voluntariamente al Reino de castilla para reconstituir
el preexistente Reino de España: el reino visigodo de España. Tan válido
es que Cataluña reclame su soberanía como si la reclamase Extremadura, que fue
sólo una parte del Reino de Castilla, como Cataluña de la Corona Aragonesa.
Las únicas soberanías reclamables son aquellas que, en algún
momento, se arrebataron por la fuerza. En el Reino de España, sólo una entidad
podría reclamar con alguna base su antigua soberanía y ésta es Navarra,
que, en 1512, fue conquistada por Fernando el Católico. Paradójicamente,
Navarra es actualmente una de las regiones más leales a España, y más
prósperas.
Las "nuevas" soberanías sólo pueden alcanzarse por
la fuerza de las armas o mediante referendo en la totalidad del Estado.
Visto el panorama legal, en el que confluyen tres elementos:
- Los referendos no se pueden realizar sin el permiso del
Gobierno central.
- Un referéndum sobre la disgregación de un Estado debe
contar con la participación de todos los ciudadanos que conforman dicho Estado.
- Los referendos, en cualquier caso, sólo tienen un carácter
consultivo y nunca vinculante...
...se podría hacer algo distinto, algo totalmente cotidiano
y mundano… Sencillamente una recogida de firmas que manifieste qué
cantidad de españoles empadronados en Cataluña y mayores de edad desean la
independencia de la misma. Nada más fácil.
Los independentistas tendrían, además, la ventaja de contar,
no con un día, sino con muchos meses para reunir todos los apoyos que les fuera
posible. Así, el resto de los españoles sabríamos cuántos catalanes desean
"realmente" la independencia y no la mera interpretación de un
teatrillo de victimismo al denegárseles un referéndum privativo para Cataluña.
Nota: Cada historiador ve la historia como le
interesa, la supuesta conquista española de Navarra parte de un pacto con la
mayoría de la nobleza navarra (otra vez la puta clase elitista). Esto tiene
sentido porque de lo contrario, realmente, no se entiende que Navarra tenga una
entidad jurídica basada en los fueros, distinta y respetada a lo largo de los
siglos. Si te molestas en conquistar un territorio... ¿para qué darles unos
beneficios políticos?
Señores, 17 reinos de taifas unidos por una religión:
dinero, dinero, dinero, dinero….
Con respecto a Andalucía, los andaluces descienden en su
mayoría de la población hispano-romana cristianizada y de la población hispana
del resto de la península, además, con importante aportación del resto de
Europa, incluidos de los países del este con su gran mercado de esclavos y
esclavas (y…así seguimos). Lo que hacen los políticos actuales, queriendo
engañar a los andaluces diciéndoles que todo está relacionado con Arabia, y que
sus antepasados eran árabes, a parte de una gilipollez para tontos, es un
delito cultural de primer orden. Casi todo lo que nos venden como cultura
árabe, música, danza, medicina, matemáticas, ya existía en el Mediterraneo
antes de la expansión musulmana.
Señores, respecto a este último punto, no me hagan caso,
siempre se encontrará/creará alguna razón para excluir, excluir, excluir… la
única forma que hoy en día tiene un nacionalismo para que adquiera su razón de
ser.
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