"Hemos construido
Roma". Así resumía un funcionario de alto rango al diario on line The
Huffington Post la simbiosis entre contratistas militares y miembros del
Gobierno estadounidense. El lobby de presión del complejo de la industria
militar en Washington es uno de los más poderosos, pero no es el único. En
general, se dice que hay cabildeo cuando uno o varios representantes de una
industria se reúnen con legisladores para intentar que legislen a favor de sus
intereses.
Esos lobbies tienen dos caras.
Por un lado, una pública y transparente encarnados en aquellos grupos que
gestionan su poder de influencia desde las grandes capitales del poder, sobre
todo Washington o Bruselas; y, por el otro, una faceta oculta, generalmente
inaccesible al público, desde la que intentan ganar voluntades de una manera
más oscura.
Estos son algunos de los lobbies
más poderosos con impacto mundial:
1 TE VENDO UNA GUERRA: EL COMPLEJO DE LA INDUSTRIA MILITAR.
"La conjunción de un
establishmentmilitar inmenso y de una gran industria armamentística es nueva en
Estados Unidos […] Debemos protegernos contra la adquisición de una influencia
injustificada del complejo de la industria militar. La posibilidad desastrosa
de una acumulación de poder inapropiado existe y persistirá". Con estas
palabras el presidente y general militar estadounidense Dwight D. Eisenhower
alertaba en 1961, en su discurso de despedida a la nación, y al mundo, de lo
que estaba por venir: la indomable influencia del entramado de la guerra en la
política estadounidense.
Desde entonces Washington ha
lanzado cuatro guerras. En ellas se ha gastado alrededor de 2 billones de
dólares, sin contar los gastos de reconstrucción, el cuidado a los veteranos o
los intereses de los préstamos adquiridos: alrededor de 700.000 millones de
dólares actuales en Vietnam, 100.000 millones en la Guerra del Golfo, 800.000
millones en Irak y 320.000 millones en Afganistán, según datos del Congreso. Y
estas delirantes cantidades de dinero son sólo una parte del presupuesto de
Defensa, que ronda el 25% del total anual, casi un billón de dólares en 2011.
El equivalente al PIB español.
Con todos esos dólares en juego
no es de extrañar que se considere al complejo de la industria militar
estadounidense como uno de los lobbies más poderosos del mundo. Su impacto
fuera de las fronteras del país norteamericano adquiere la forma de guerras e
invasiones, de muerte y destrucción. Dentro, se plasma en el llamado Triángulo
de Hierro formado por el Pentágono, los contratistas militares y los
cabilderos. Los peces gordos de esta industria son las multinacionales Lockheed
Martin, Boeing y General Dynamics. Lockheed Martin es el epítome del poder del
lobby de la industria de Defensa. En 2008 se convirtió en la compañía que más
cobró por contratos con el Estado en la Historia del país: 36.000 millones de
dólares (unos 27.300 millones de euros), según cálculos de FedSpending.org. La
cifra supone un tercio de lo que el país se gastó en educación ese mismo año.
¿Cómo lo hizo? Sólo en las
gestiones directas y registradas, Lockheed se gasta cada año unos 15 millones
de dólares, según datos públicos recopilados por la organización OpenSecrets.
La Lockheed Martin es, por ejemplo, el principal contribuyente de las campañas
electorales de Howard McKeon, el jefe del Comité de Servicios Armados de la Cámara
de representantes. Otros dos de sus principales contribuyentes son,
precisamente, Boeing y General Dynamics. Europa tiene ejércitos poderosos y
armamento sofisticado, aunque rara vez los utiliza y eso la hace menos
apetitosa que EE UU para las grandes firmas de Defensa. El dinero gastado en
cabildeo en Bruselas por esas empresas es del orden de ocho veces menor de lo
que las mismas se gastan en Washington. Pero no es inmune: todas las
principales empresas armamentísticas tienen oficina en Bruselas. Las grandes
son EADS, Thales (Francia), Finmeccanica (Italia), y BAE Systems (Reino Unido).
Combinadas, controlan dos tercios de los alrededor de 90.000 millones de euros
del mercado europeo. "El acceso privilegiado de la industria [militar] a
la política europea en la ausencia casi total de la sociedad civil representa
un serio problema democrático en Europa", según un informe de la
organización Corporate Europe.
2 NO SOLO CHEVRON: EL "LOBBY" ENERGÉTICO
Barack Obama ha propuesto en su
presupuesto para 2013 que se dejen expirar los créditos fiscales que había
concedido su antecesor George W. Bush a las empresas petroleras y de gas
estadounidenses. Es una forma de subvención pública sin la que, asegura la Casa
Blanca, se reduciría el déficit en unos 40.000 millones de dólares en los
próximos 10 años. Esas lucrativas vacaciones fiscales fueron el resultado de
los intensos esfuerzos de cabildeo de petroleras como Halliburton o Chevron con
la Administración Bush. Muchos apuntan a que fue clave en esta decisión el
hecho de que el entonces vicepresidente Dick Cheney hubiera sido CEO de Halliburton
o que la secretaria de Estado Condoleeza Rice fuera en el momento directora de
Chevron.
También el grupo de las
renovables obtiene apoyo de la Casa Blanca, aunque su potencia económica sea
mucho menor. Barack Obama quiere extender los mismos créditos fiscales a las
renovables y aumentar hasta los 80.000 millones de dólares el fondo para las energías
limpias. Y todo después del escándalo de Solyndra, una empresa de paneles
solares que quebró después de que el Gobierno le concediera avales para un
crédito de más de 500 millones de dólares.
El tercer grupo en discordia por
el pastel energético es además uno de los lobbies más antiguos de Washington,
el del carbón. Lleva gastado unos 100 millones de dólares en los últimos años
en cabildeo abierto para convencer a los legisladores de que el carbón limpio
es una fuente local de energía que reduce las emisiones de carbono a la
atmósfera. El lobby del petróleo y el del carbón en EE UU tienen tal influencia
que se les considera clave en las reiteradas negativas de Washington a unirse
al resto de países avanzados en la firma del protocolo de Kioto y en la lucha
contra el cambio climático. En 2005 salieron a la luz documentos que
evidenciaban cómo la Administración de George W. Bush había consultado a
ExxonMobile sobre su posición sobre el protocolo de Kioto.
Las petroleras más poderosas son
las llamadas supermajor (antes de las fusiones, las conocidas como "las
siete hermanas"): las estadounidenses ExxonMobil y Chevron, la británica
BP, la británico-neerlandesa Royal Dutch Shell o la francesa Total. Tanto o más
poder tienen las “nuevas siete hermanas" de los países en desarrollo, como
la china CNPC o la rusa Gazprom, pero en éstas la presión es completamente
diferente porque son públicas o semipúblicas.
3 RESCÁTAME Y VETE: EL "LOBBY" FINANCIERO.
Los lobbies financieros
perdieron, tras el estallido de la crisis económica en 2008, gran parte del
crédito que les permitía ser juez y parte en la redacción de la regulación
bancaria. Washington no les ha cerrado las puertas del todo, pero ahora les
mira con lupa. Wall Street confía en la actualidad en los casi 500 millones de
dólares que se gasta cada año en cabildeo para volver a cortejar a los
legisladores. Los enviados de Wall Street a la capital de EE UU fueron clave en
el origen de la crisis económica y lo son en este momento en el intento de
relajar las normas que han surgido tras el desastre financiero.
En 1999 se anuló, ante la intensa
presión de los banqueros, el acta Glass-Steagall. La ley había impedido desde
1933 que los bancos comerciales tomaran los riesgos propios de los bancos de
inversión. Para gran parte de los analistas ese fue el momento en el que
comenzó a gestarse la crisis actual, cuyos efectos han generado una de las
peores olas de destrucción económica mundial desde la Gran Depresión. El resto
es bien conocido: los Gobiernos estadounidense y europeos movilizaron enormes
cantidades de dinero público para rescatar a los bancos. Cuatro años después, y
tras haber devuelto gran parte del dinero, los cabilderos de firmas como JP
Morgan Chase, Goldman Sachs, Citigroup, Morgan Stanley o Bank of America, entre
otras, centran sus esfuerzos en oponerse a la regulación con la que se intenta
corregir los excesos de aquella época. Van por buen camino: han aguado el
contenido o impedido directamente la redacción de decenas de las más de 200
provisiones del Acta Dodd Frank para la Reforma de Wall Street y la Reforma del
Consumidor.
En el frente internacional se
contesta la nueva regulación de Basilea III. En Europa, el lobby financiero más
activo en estos momentos es quizá el Instituto Internacional de Finanzas (IIF),
que representa a los bancos en las negociaciones de la quita de la deuda
griega. El IIF fue también clave en la representación de los grandes bancos en
la negociación de Basilea II, una regulación internacional a la que algunos
culpan en parte de los males que llevaron a la crisis financiera de 2008.
4 EL ENTRAMADO SANITARIO
El sanitario es el lobby que más dinero se gasta al año en
Washington. En los últimos 13, casi 2.500 millones de dólares, según datos
públicos recopilados por opensecrets.org. Lideran estos gastos empresas como
Pfizer, Amgen, Eli Lilly y, sobre todo, Pharmaceutical Research and
Manufacturers of America. El pastel a repartir en Estados Unidos es enorme. La
sanidad es esencialmente privada, pero hay una potente protección a personas
mayores y sin recursos que paga el Estado, los llamados Medicare y Medicaid. El
porcentaje de dinero de los contribuyentes destinado a estos dos programas sólo
lo supera el destinado a Defensa: en 2011, el país se gastó casi 900.000
millones de dólares en el departamento de Sanidad.
El problema es que, al no haber como en Europa una red de
hospitales públicos, el Estado costea los tratamientos en los servicios
privados, mucho más caros. Y las firmas sanitarias quieren que la cosa siga
siendo así. Prueba de ello es que el gasto se intensificó considerablemente en
2009, cuando se trataba de influir en la nueva ley sanitaria estadounidense,
conocida popularmente como Obamacare. Finalmente se aumentaron los beneficios
de estas compañías, promulgando la obligatoriedad de tener un seguro médico y
todo sin cambiar la esencia del sistema de sanidad privada.
5 EL PODER DEL BIT: EL "LOBBY" TECNOLÓGICO
Ha sido la batalla de Hollywood contra Silicon Valley, una
de las luchas entre grupos de presión del presente año en Estados Unidos: el
lobby de Internet ha conseguido paralizar dos leyes contra la piratería digital
(las llamadas Ley para Parar la Piratería en Internet, SOPA, en sus siglas en
inglés, y la Ley para la Protección de la Propiedad Intelectual, PIPA)
impulsadas por los generadores de contenidos. De ser aprobada, la legislación
obligará a las compañías de Internet a bloquear el acceso a las páginas que
permitan descargas ilegales y prohibirá a los anunciantes colgar su publicidad
en estas web.
Google, Wikipedia, Yahoo, Twitter o Facebook, entre otras
empresas digitales de la nueva era, presionaron para que la ley se cancelara.
Pelearon no sólo desde la calle K, la avenida de la capital estadounidense
donde se ubican los lobbies, sino también desde el mundo virtual: a mediados de
enero Google se cubrió con un banner negro, en señal de lo que consideraban un
asalto a la libertad de expresión; Wikipedia dejó de funcionar por un día… Y
consiguieron que miles de estadounidenses llamaran a sus congresistas para que
no aprobaran la ley.
El tecnológico es el nuevo lobby
en la calle K. Trata de recuperar el tiempo perdido: es el que más crecimiento
en el gasto en cabildeo está experimentando en los últimos años. El informático
sólo se ha gastado hasta 130 millones de dólares en 2011. El tecnológico en su conjunto
alrededor de 400 millones. Hablamos de compañías como Apple, la mayor en
capitalización bursátil del mundo, pero también Cisco o Microsoft.
Por supuesto, hay muchos más
lobbies poderosos: el agrícola, compendio de grupos de interés que incluye grandes
grupos manufactureros como Kraft o Unilever, agrícolas como Monsanto,
tabaqueras como Philip Morris o papeleras como Weyerhauser. El lobby genérico
de los industriales, formado principalmente por cámaras de comercio: en EE UU
la poderosísima US Chamber of Commerce; en Europa, Unice o la European Round
Table of Industrialists; los llamados "grupos de interés", desde el
lobby pro israelí, hasta la Asociación Nacional del Rifle en Washington,
pasando por los sindicales o patronales tanto en Europa como en EE UU.
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