"¿Qué fue lo que llevo a una persona a tomar la
terrible decisión de quitarse la vida?", escribió la mandataria como parte
de un extenso texto sobre el tema publicado en su cuenta de Facebook la
noche de este lunes, pero más esclarecedor es el artículo publicado en su
página web hoy titulado AMIA y
la denuncia del Fiscal Nisman.
El caso es que la presidenta argentina intenta desde hace un
año retomar el control de los servicios de inteligencia argentinos. En esta
óptica, un hombre de la CIA, Jaime
Stiusso, fue privado de sus funciones la pasada semana.¿Por qué ahora? Una catástrofe para
todos aquellos que obedecían sus órdenes.
El fiscal general, Alberto Nisman, a cargo del dossier AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina)
desde hace años, sabía que iba a tener que rendir cuentas y que ya no tenía un
protector, al igual que sucedió con el juez Galeano, corrupto y corruptor, que
actuó por cuenta de Israel y que ha sido duramente sancionado.
Nisman tuvo también que pasar malos momentos debido a sus
mentiras dirigidas a mantener, a pesar de todas las evidencias, la tesis
oficial israelí acerca de la responsabilidad de varios dirigentes iraníes.
Todas sus alegaciones han quedado ahora desenmascaradas. De este modo, él
escogió darse muerte el 19 de enero de 2015.
He aquí en orden cronológico las prevaricaciones cometidas
por el fiscal Nisman. En tanto que como fiscal, su actuación es única en la
historia judicial argentina. Él no tenía ningún otro dossier sobre su mesa más
que el de la AMIA, disfrutaba de un enorme salario y tenía bajo sus órdenes a
un extenso equipo.
1) En 2002, él se fue a Nueva York a interrogar a los dos
hermanos de Hussein Berro, el supuesto kamikaze que se habría hecho explotar,
según Nisman, con un coche bomba en el edificio del centro comunitario judío
AMIA en Buenos Aires el 18 de Julio de1994.
El nombre de Berro le había sido suministrado por el Mossad
en 1996. Sus dos hermanos, sin embargo, desmintieron dicha acusación. Uno de ellos
había estado con su hermano al año siguiente del atentado de Buenos Aires en el
Líbano. Se trataba además de un descapacitado que no podía conducir y murió
posteriormente por un disparo de las fuerzas israelíes en el Líbano, que
confiscaron posteriormente sus restos. Nisman regresa a Buenos Aires y efectúa
declaraciones mentirosas y contrarias a lo que había oído. Los dos hermanos le
desmienten públicamente en la prensa.
2) En 2006, Alberto Nisman asume las acusaciones del Mossad
contra Irán y hace responsable del atentado de la AMIA al Líder Supremo de Irán
en persona a través de declaraciones públicas e invocando pruebas que nunca
presentó.
3) En 2007, Nisman obliga a Interpol a colocar en la lista
negra a varios diplomáticos iraníes que habían sido exonerados tras el arresto
en Londres del encargado de negocios iraní Soleiman-Pour. Éste fue liberado por
la justicia británica, que rehusó extraditarlo a Argentina a causa de la
inexistencia de pruebas contra él, a pesar de un dossier proporcionado por el
ya mencionado Jaime Stiusso.
4) En 2009, Nisman acusó al ex presidente Carlos Menem de
haber preparado él mismo el atentado contra la AMIA por intermedio de un
argentino de origen sirio, Canore Edul, originario de Buenos Aires. Éste último
fue totalmente exonerado de tales cargos por la Justicia argentina.
5) En 2013, él anunció el “descubrimiento” de una “red
terrorista iraní” en la frontera del Paraguay (la Triple Frontera). Este
anunció recibió una extensa cobertura de los medios, en particular en la prensa
israelí. Sin embargo, ni siquiera la CIA se tomó la cosa en serio y el tema de
dicha “red” cayó en el olvido.
Justo antes de su suicidio, Nisman acusó a la presidenta
argentina de colusión con Irán para acabar con la investigación sobre el
atentado contra la AMIA a cambio de ventajas comerciales para Argentina. Él
tenía que hacer frente a una sesión en la Cámara de los Diputados para
responder de aquella acusación infame tres horas después de que se disparara un
tiro en la cabeza.
En cada una de sus iniciativas, Nisman fue la marioneta de
Israel, que hizo todo lo posible para impedir que el acuerdo entre Irán y Argentina para colaborar en la
investigación del caso diera resultados. Para ello, promovió la creación de
obstáculos de tipo jurídico a través de los abogados de la DAIA (Delegación de
Asociaciones Israelitas Argentinas).
Las acciones de Nisman y su círculo habrían podido convenir
a la oposición argentina, decidida a expulsar del poder a la presidenta, a
pesar de sus esfuerzos notables y tenaces para volver a dar consistencia a la
soberanía nacional (en particular con las leyes sobre la prensa, el control de
cambios, la resistencia a los fondos buitre y la toma del control de la policía
y la inteligencia).
El farol de Nisman no podía durar. Él no tenía absolutamente
nada que ofrecer para respaldar ninguna de sus iniciativas. Ni siquiera podía
ser útil a la oposición, sino más bien al contrario. Y una acción judicial
acababa de ser emprendida contra él por el abogado de la familia Canore Edul, Juan Gabriel Labaké.
El pánico del fiscal Nisman pudo haberse agravado por el hecho de que la línea
de Obama es favorable al fin de las sanciones contra Irán y, por tanto, a la
actitud de la presidenta argentina para liberar definitivamente a Irán de las
sospechas de haber ordenado el ataque contra la AMIA.
Nisman sabía que iba a ser condenado en breve plazo a la
cárcel y la ignominia. Todos sus patrocinadores le habían abandonado después de
haberlo utilizado y le consideraban responsable de los fracasos para imponer la
tesis de la responsabilidad iraní en el ataque. Y la presidenta estaba también
dispuesta a defenderse con uñas y dientes.
Aunque, como siempre ni los malos son tan malos ni los
buenos son tan buenos. Burlando su consentimiento para realizar las escuchas
telefónicas con agentes del Servicio de Inteligencia, el juez Canicoba
objetó las “irregularidades” de la investigación efectuada por el fiscal,
violando la formalidad de consultarlo en tanto como juez de la causa y
arrogándose facultades “por fuera del procedimiento”, “dudosas desde el punto
de vista de la legalidad”. Al respecto remató que “la dirección de la
investigación la tenía el fiscal, coadyuvaban en la investigación, entre otros,
la Secretaría de Inteligencia.. Me parece que los conducidos resultan ser los
conductores y el que debía haber conducido resultó ser conducido… me parece que
sucedió algo que es que terminó Stiusso conduciendo la investigación y no al
revés”.
Palabras más palabras menos, Canicoba reprodujo las
declaraciones de Aníbal Fernández, acusando a Nisman de obrar bajo la
conducción de Antonio “Jaime” Stiusso, hace poco tiempo expulsado de la “Casa”
junto a Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher.
En verdad, las apreciaciones del juez y de Fernández son
harto reveladoras del curso que siguió la “investigación” de la causa durante
todos los sucesivos gobiernos kirchneristas y el rol directriz del Servicio de
Inteligencia. Fue el mismo Néstor Kirchner quien soldó la relación entre Nisman,
si bien fue designado titular de la Unidad Fiscal de Investigación en 2004, y
Stiusso, quien manejaba en realidad todos los hilos del Servicio de
Inteligencia, a partir de la experiencia adquirida con agentes de la Triple A y
la dictadura genocida (su ingreso que data de 1972) y su relación con los
servicios de inteligencia norteamericanos e israelíes.
Fue Stiusso quien desvió la atención sobre la “conexión
local”, cuando la entonces SIDE a cargo de Hugo Anzorreguy fue parte del
encubrimiento del atentado junto a Carlos Menem, Carlos Corach y el dirigente
de la DAIA Rubén Beraja, los que permanecen impunes. Fue Stiusso el que
proporcionó las “pruebas” aportadas por el FBI, la CIA y el Mossad que en 2006
Nisman transcribió en un dictamen de más de 1000 páginas, denunciado una y mil
veces por el periodista Horacio Verbitsky y organismos de derechos humanos
oficialistas. Fue Stiusso quien proporcionó esas y otras tantas falsedades a
Néstor Kirchner para justificar la sanción exprés de la Ley Antiterrorista y
llevar al seno de la ONU una batería de denuncias contra Irán, acorde a las
necesidades de EE.UU. y su gendarme, el Estado de Israel, en su cruzada
“antiterrorista” contra los pueblos árabes de Oriente Medio, tras el
empantanamiento de las guerras de Irak y Afganistán. Y fue también Stiusso
quien sugirió a Nisman y a los Kirchner que pasaran de ocho órdenes de captura
a cinco, pues entre los tres “apartados” figuraban el ex presidente Alí Akbar
Rafsanjani que es un aliado de EE.UU., Haadi Soleimanpour que fue detenido por
Interpol y liberado por los tribunales de Londres por no hallar pruebas,
debiendo ser encima indemnizado.
Nisman acompañó como la sombra al cuerpo a Néstor y
Cristina, por eso se subordinó a sus designios de seguir la línea gruesa
trazada por Stiusso, dejando atrás su vida como un humilde abogado del partido
de Morón para pasar a las mieles de Puerto Madero, si bien ya en sus años sin
canas se proyectaba en ese sentido, bajo el ala del ex juez Juan José Galeano,
destituido por sobornar al vendedor de autos robados Carlos Telleldín a cambio
de un falso testimonio en la causa AMIA. Gracias a los oficios de Néstor, su ex
esposa Sandra Arroyo Salgado fue designada titular del Juzgado Federal de San
Isidro.
La misma Cristina sugirió a Nisman para encabezar la
Procuración General, cuando comenzaron los primeros escarceos para desplazar a
Esteban Righi. Esta relación se quebró cuando el gobierno de Cristina giró el
timón 180º y acordó el memorando de entendimiento con Irán, ratificado con la
reciente expulsión de Stiusso que ya trabajaba para la oposición. De lo que no
hay dudas es que el tándem Nisman Stiusso es un logro de los Kirchner.
0 comentarios :
Publicar un comentario