En una conclusión que podría tener implicaciones de largo
alcance para los gigantes agroquímicos como Dow Chemical y Monsanto, el brazo
de investigación de la Organización Mundial de la Salud ha declarado que el
glifosato -el ingrediente clave de herbicidas ampliamente utilizados como
Roundup- ahora debe ser categorizado como un "probable carcinógeno"
para los humanos.
En un informe publicado el viernes en la revista médica
Lancet Oncology, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer
(IARC), con sede en Francia, anunció sus conclusiones después de una reunión de
17 expertos en oncología de 11 países que revisaron la investigación científica
disponible que exploraban la conexión entre el glifosato, así como varios
insecticidas organofosforados, y varios cánceres humanos. Aunque a veces
estos productos químicos se agrupan como pesticidas, el glifosato es
técnicamente un herbicida.
Según la IARC, el glifosato se utiliza en más de 750
productos herbicidas diferentes y su uso se ha detectado en el aire durante la
pulverización, en agua y en los alimentos. El panel de expertos concluyó
que existe "evidencia limitada" para mostrar que el herbicida puede
provocar linfoma de no Hodgkin en los seres humanos y "evidencia
convincente" adicional de que puede causar otros tipos de cáncer en ratas
y ratones. Los investigadores señalaron que el glifosato se ha encontrado
en la sangre y en la orina de los trabajadores agrícolas, mostrando que el
químico ha sido absorbido por los cuerpos de los que más lo manipulan.
Como explicó la agencia Associated Press, la agencia que la
investigación proporciona la investigación académica y científica para la OMS
cuenta con cuatro niveles de riesgo para posibles agentes causantes de cáncer:
carcinógenos conocidos, probables carcinógenos o posibles, que no pueden
clasificarse y probablemente no cancerígenos. El glifosato cae ahora en el
segundo nivel de preocupación.
Aunque Monsanto inmediatamente y de manera previsible rechazó las conclusiones de la IARC, los científicos que llevan tiempo
advirtiendo de los impactos en la salud pública y más amplios peligros del
glifosato dicen que el anuncio debe agregar urgencia al debate acerca de si o
no, se debe permitir que este tipo de domine el mundo del sistema agrícola.
"La adopción generalizada de maíz transgénico y la soja
ha llevado a una explosión en el uso de glifosato - un ingrediente principal en
el Roundup de Monsanto y Dow Enlist Duo", dijo Ken Cook, presidente y
co-fundador del Grupo de Trabajo Ambiental. "Los consumidores tienen
derecho a saber cómo se cultivan sus alimentos y si su dinero cuando compran
este tipo de alimentos está impulsando
el uso de un probable carcinógeno".
Emily Márquez, Ph.D., científico de planta de la Red de
Acción en Plaguicidas, en un comunicado el
lunes, dijo: "Dado el uso generalizado de glifosato con cultivos
modificados genéticamente para tolerar herbicidas, la constatación del IARC
llega justo a tiempo”.
Aunque la conclusión de la IARC no tiene ninguna incidencia
reguladora sobre las determinaciones de la Agencia de Protección Ambiental de
Estados Unidos sobre el glifosato y otros
compuestos estudiados, se añade peso a la evidencia que demuestra lo nocivo que
son estos productos químicos.
De acuerdo con Márquez y sus colegas en el PAN, desde que la
firma de Monsanto introdujo en 1996 los cultivos de maíz y soja "Roundup
Ready", más de 500 millones de librasadicionales de glifosato y otros herbicidas se han utilizado en los
Estados Unidos.
"Cabe señalar que durante el uso de más de una década
de glifosato en cultivos transgénicos, cientos de millones de libras de este
producto químico se han liberado al medio ambiente", dijo Márquez. "Las
encuestas USGS documentan la contaminación generalizada del agua, y - como se
documenta en un reciente estudio de Consumer Reports – los residuos de
glifosato también aparecen en nuestra comida. A pesar de que el glifosato
es tan ampliamente utilizado, los EE.UU. no realiza actualmente ningún
biomonitoreo para residuos de glifosato, y el USDA sólo lleva a cabo pruebas
mínimas para residuos en alimentos”.
En otras palabras, cuanto más se utilizan estos productos
químicos, menos eficaces se vuelven.
Según Márquez, "Esta familia de pesticidas cada vez más
peligrosa pone en cuestión la lógica de las tecnologías de herbicidas de
ingeniería genética que pierden rápidamente su utilidad para los agricultores y
- como la reciente conclusión del IARC deja claro - pone la salud humana en
riesgo”.
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