La indefensión aprendida se
produce cuando un animal se somete repetidamente a un estímulo aversivo que no
puede escapar. Finalmente, el animal deja de tratar de evitar el estímulo
y se comporta como si fuera totalmente impotente para cambiar la situación. Incluso
cuando se presentan oportunidades para escapar, esta indefensión aprendida
evitará cualquier acción.
Mientras que el concepto está
fuertemente ligado a la psicología animal y el comportamiento, también puede
aplicarse a muchas situaciones en los seres humanos. Cuando las personas
sienten que no tienen control sobre su situación, también pueden empezar a
comportarse de una manera impotente. Esta falta de acción puede llevar a
la gente a pasar por alto las oportunidades para el alivio o el cambio.
El descubrimiento de la
indefensión aprendida
El concepto de indefensión
aprendida fue descubierto accidentalmente por los psicólogos Martin
Seligman y Steven F. Maier. Habían observado inicialmente un
comportamiento indefenso en perros que fueron condicionados a esperar una
descarga eléctrica después de escuchar un tono (condicionamiento clásico). Más
tarde, los perros fueron colocados en un recinto (shuttlebox) que contenía dos
cámaras separadas por una barrera baja. El
suelo estaba electrificado por un lado, y en el otro no. Los perros
previamente sometidos al condicionamiento
clásico no hicieron ningún intento por escapar, aunque podrían haber evitado
la descarga simplemente saltando sobre la barrera al otro lado.
Para investigar este fenómeno,
los investigadores idearon otro experimento. En un grupo, los perros
fueron atados en arneses durante un período de tiempo y luego liberados. Los
perros del segundo grupo fueron colocados con los mismos arneses, pero los
sometieron a descargas eléctricas que podrían evitarse pulsando un panel con la
nariz. El tercer grupo recibió los mismos choques como los que en el grupo
de dos, excepto que los de este grupo no fueron capaces de controlar la
duración de la perturbación. Para los perros en el tercer grupo, los
choques parecían ser completamente al azar y fuera de su control.
Más tarde, los perros fueron
colocados en el recinto (shuttlebox). Los perros del primer y segundo
grupo aprendieron rápidamente saltando la barrera y, así, eliminaban la
descarga. Los del tercer grupo, sin embargo, no hizo ningún intento de
escapar de los golpes. Debido a su experiencia previa, habían desarrollado
una expectativa cognitiva que le impedían prevenir o eliminar las
perturbaciones. (Seligman y Maier, 1967).
Shuttle box |
Indefensión Aprendida en la gente
El impacto de la indefensión
aprendida se ha demostrado en un número de diferentes especies de animales,
pero sus efectos también se pueden ver en las personas. Consideremos un
ejemplo de uso frecuente: Un niño que va mal en las tareas y exámenes de
matemáticas, rápidamente comenzará a sentir que nada de lo que
haga tendrá ningún efecto en su rendimiento en matemáticas. Cuando más
tarde se enfrenta con cualquier tipo de tarea, relacionada con las matemáticas,
puede experimentar una sensación de
impotencia.
La indefensión aprendida también
se ha asociado con varios trastornos psicológicos diferentes. Depresión,
ansiedad, fobias, timidez y soledad. Todos pueden ser exacerbados por la indefensión
aprendida. Por ejemplo, una mujer que siente timidez en situaciones
sociales puede llegar a empezar a sentir que no hay nada que pueda hacer para
superar sus síntomas. Este sentido de que sus síntomas estén fuera de su
control directo puede llevar a dejar de tratar de involucrarse en situaciones
sociales, por lo que su timidez aún se pronunciará más.
Ahora bien, ¿se está utilizando este aspecto
de la psique humana como un instrumento de control social? La respuesta, para
otro post, porque si no éste sería muy largo, aunque os dejo un video más que
práctico de cómo se puede inducir:
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