El 10 de agosto se cumplirán setenta y un años de un
encuentro que pudo ser decisivo para el destino de Grecia.
En 1943 representantes del Movimiento de Liberación de
Grecia se reunieron en Chipre para analizar los problemas de la organización
posbélica del país. En aquel momento la influencia de las fuerzas de izquierda
en Grecia era enorme y el desarrollo del país por la vía comunista era posible
como nunca. Pero Gran Bretaña, que temía el fortalecimiento de los “rojos” en
la región balcánica, prestó su respaldo al rey griego Jorge II. El resultado
del encuentro chipriota fue un conflicto entre monárquicos y comunistas, que
derivó en una guerra civil.
Desde el principio de la Segunda Guerra Mundial, Grecia fue
ocupada por los nazis y en el país actuaba un movimiento de resistencia. Estaba
dirigido por el Frente de Liberación Nacional (EAM) compuesto mayoritariamente
por fuerzas izquierdistas, procomunistas. Su brazo armado era el Frente Popular
de Liberación Nacional (ELAS), el movimiento más fuerte de la resistencia en
Grecia que contaba con la confianza de la mayoría de los ciudadanos.
El fortalecimiento de la izquierda empezó a preocupar a Gran
Bretaña que temía la propagación de las ideas comunistas en la región
balcánica. Para entorpecer el fortalecimiento sucesivo del movimiento, Londres
organizó un encuentro en El Cairo, donde reunió a representantes del Movimiento
de Liberación de Grecia, del Gobierno británico y al rey Jorge II, que había
abandonado el país aún en 1941, inmediatamente después de la irrupción de las
tropas nazis. Los líderes del movimiento de liberación se pronunciaron por la
creación de un gobierno popular. Sin embargo, Jorge II no pensaba dejar el
poder. En este sentido contaba con el respaldo activo de Churchill y Roosevelt,
relata el historiador jefe del Instituto de Historia Universal de la Academia
de Ciencias de Rusia, Artióm Ulunián:
–Grecia fue el único país balcánico que no se vio bajo la
influencia de los comunistas. Por eso el temor de los ingleses y
norteamericanos era comprensible. Ellos veían que en el país había un fuerte
enfrentamiento entre los políticos y era imposible crear un bloque de fuerzas
en el que apoyarse. Para ellos solo los monárquicos podían convertirse en
aliados.
Se iniciaron cruentos combates entre las fuerzas
izquierdistas y los británicos. En diciembre de 1944, en Atenas y El Pireo, se
llevaron a cabo multitudinarias manifestaciones de apoyo a los comunistas. De
hecho los combates entre el ejército británico y los guerrilleros griegos en
diciembre de 1944 y enero de 1945 fueron el prólogo de la guerra civil en
Grecia (1946-1949), dice Artióm Ulunián:
–Precisamente de diciembre de 1944 a
febrero de 1945, en el período de concertación de los llamados acuerdos de
Varkiza entre el ELAS y los británicos (el 12 de febrero de 1945 en Varkiza se
firmó un acuerdo llamado Pacto de Varkiza entre el gobierno del exilio y las
fuerzas izquierdistas de la Resistencia que preveía la celebración de un
plebiscito sobre la organización estatal de Grecia) se iniciaron las
operaciones bélicas. Puede considerarse que ya entonces se inició la guerra
civil. Por eso el proceder de los ingleses obedecía en buen grado al afán de
tomar bajo control el país e impedir el reforzamiento del ELAS.
Merced el apoyo militar por parte de EEUU el mando británico
poco después logró sofocar la insurrección de la izquierda y el 11 de enero de
1945 el EAM y Gran Bretaña firmaron un armisticio. En setiembre de 1946, el rey
Jorge II retornó a Grecia y se celebró el plebiscito. Se formó una comisión de
observadores independientes que debía controlar las elecciones, pero según uno
de ellos, Georgius Papadagulis, “eso fue una verdadera comedia”. No se trataba
de ninguna libertad de opción. La lucha entre los monárquicos y los
guerrilleros derivó en una guerra civil, que se prolongó hasta otoño de 1949.
La Yugoslavia comunista desempeñó el papel decisivo en esa guerra. Por las
discrepancias que surgieron con la Unión Soviética, el Gobierno de Josip Broz
Tito en verano de 1949 cerró su frontera con Grecia. Los guerrilleros griegos
se quedaron sin su apoyo principal y se vieron obligados a cesar la lucha.
Hacia el inicio de la guerra fría Gran Bretaña, contra
viento y marea, consiguió recortar el mapa político de Europa a su manera y
obtener a su protegido en la región balcánica. La URSS logró mantener sus
posiciones en Albania, Bulgaria y Rumania.
Dicho sea de paso, en la propia Gran Bretaña procuran no
recordar esta historia. La película documental The Hidden War ,
que relata sobre los hechos protagonizados en aquellos días, fue proyectada en
el país solo una vez, casi treinta años atrás, en 1986.
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