La llamada "guerra comercial" entre China y la
Unión Europea (UE) es consecuencia de los roces que surgieron entre los
veintisiete y la nación asiática a raíz de la decisión de Bruselas de
imponer aranceles del 11,8 % a los paneles solares chinos, como medida
antidumping.
La Comisión Europea sostiene que las placas solares chinas
se están vendiendo hasta un 88 % por debajo de su costo y ha resuelto imponer a
partir del jueves 6 de junio aranceles del 11,8 % que pasaran al 47,6 % en dos
meses si no se llega a una solución negociada con Pekín. Recordemos que siete
de cada diez paneles solares chinos los importa la UE.
La respuesta china a la medida provisional europea no tardó
en producirse: Pekín anunció una investigación sobre el vino europeo por
posible dumping a instancia de la industria local, que denuncia la posible
entrada de vino en el mercado chino por debajo del precio de producción.
Es un asunto muy sensible e importante para la industria
vinícola de la UE, pues el 70 % de los cuatrocientos treinta millones de litros
de vino que importa China provienen de los países comunitarios.
Según el ministerio de Comercio de China, se ha decidido
investigar si el vino importado desde la UE recibe subsidios de sus países de
origen y por tanto representa una competencia desleal para la industria local.
Los que corren el mayor riesgo de sufrir pérdidas económicas
a consecuencia de la aprobación por China de sus contramedidas arancelarias son
Francia, España e Italia, principales suministradores del producto al mercado
del gigante asiático.
A fin de recibir información de primera mano, nos
comunicamos con una de las bodegas españolas que tienen presencia en el mercado
chino.
Merece la pena señalar que en este contencioso el Estado
asiático ha tenido como aliado a Alemania que se ha mostrado contraria a la
decisión comunitaria de imporner aranceles provisionales. Aunque en Alemania el
sector de la energía solar es importante, tiene más de diez mil empresas, la
mayoría no son productoras, al contrario son instaladoras o comerciales que
utilizan los económicos productos chinos.
La Comisión Europea tiene abiertas otras
dieciocho investigaciones sobre importaciones de productos chinos, algunos
en otros sectores claves como es el de las telecomunicaciones móviles.
¿Es realmente sabio comenzar una pelea con China sobre una
industria que no es tan fundamental como la Comisión nos ha hecho creer que en
cierta medida ya es artificial? En este punto es donde se pone de manifiesto lo
irónico, porque después de todo, los europeos no estaríamos comprando tantos
paneles solares si no hubieran sido incentivados a través de las subvenciones
otorgadas por la UE.
China y la Unión Europea intercambiaron más de $ 550 mil
millones de dólares en bienes y servicios el año pasado, una cifra que ha
crecido exponencialmente en las últimas dos décadas.
Las exportaciones de la UE a China aumentaron un 5,6% el año
pasado. Eso es un crecimiento que resulta muy necesario en un momento en
que gran parte de la región permanece en recesión, mientras que el desempleo
aumenta.
Sin embargo, el mercado de los paneles solares solo
representa el 1% de las importaciones chinas en Europa, luego estas medidas por
parte de China parecen un tanto excesivas a no ser que vengan provocadas por
las ya 52 medidas antidumping contra China ya abiertas por la UE.
Ninguno de nosotros es tan ingenuo como para creer que la
acción de esta semana tiene que ver con las obleas solares o de vino de
Burdeos.
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