El Bundestag alemán está debatiendo en sesión especial el
espionaje de la NSA en Alemania y la intervención del teléfono de la canciller
Ángela Merkel. No cabe duda de que el principal aliado de Berlín será sometido
a una "gran paliza" en público: los socialdemócratas, la izquierda y
los "verdes" suman más de trescientos escaños en el legislativo
alemán. Jamás han sido muy benévolos con los norteamericanos. Incluso hubo
comentarios en la prensa local en vísperas de la reunión, de que los diplomáticos
estadounidenses implicados en el espionaje contra la señora canciller pueden
ser expulsados de Alemania.
En realidad, esto es poco probable. Lo picante del caso es
que la "flagelación" parlamentaria se aplica a la NSA en momentos
cuando Alemania aún no tiene formado su nuevo Gobierno tras las elecciones del
22 de septiembre pasado. La coalición CDU / CSU de Ángela Merkel, que no obtuvo
la mayoría absoluta, sigue enfrascada en un complicado proceso de negociaciones
con la llamada Coalición Grande con participación de los socialistas y los
"verdes". Pensaba haberlas terminado para mediados de noviembre, pero
lo más probable es que continúen hasta las últimas fechas del mes. Tal vez, la
intención de "castigar" a los norteamericanos no exceda los límites
de un "palabreo parlamentario". Lo mismo que en EEUU, muchos
Gobiernos europeos que no quieren deteriorar su relación con el socio del otro
lado del Atlántico, ofrecen a sus parlamentarios esta oportunidad para
desahogarse. De esta menara logran calmar a la opinión pública indignada sin
necesidad de recurrir a medidas fundamentales indeseables.
Es cierto que el espionaje estadounidense ha sacado de
quicio al Gobierno alemán. Pero está más bien irritado con la administración de
Obama que con EEUU en su conjunto. Los alemanes están demasiado interesados en
buenas relaciones con EEUU como para romperlas a exigencia de la izquierda. Se
trata, en primer término, de la variable económica: hace apenas una semana que
en Bruselas se reanudaron las negociaciones con EEUU para establecer una zona
de libre comercio. Los medios de comunicación europeos informan que las partes
han logrado considerables avances.
Para que las "menucias del espionaje" no
entorpezcan el progreso, secretario de Estado norteamerciano, John Kerry,
pretende viajar próximamente a Berlín. El riesgo de que las negociaciones
queden bloqueadas es bastante real. El presidente del Parlamento Europeo,
Martin Schulz, comentó que "así no se trata a un aliado y no podemos
perdonarles a los estadounidenses un comportamiento tan antidemocrático" .
–El Parlamento Europeo está considerando un posible cambio de enfoque en cuanto al tratado de libre comercio con EEUU. El espionaje por parte de EEUU le da una ventaja unilateral. Debemos estar en el mismo nivel para negociar. Si quedan comprobados los hechos de espionaje, el Parlamento Europeo exigirá congelar las negociaciones sobre el libre comercio. En la situación que estamos viviendo, ¿acaso estamos iguales?El Departamento de Estado norteamericano informó que John Kerry viajará a Berlín tan pronto como los alemanes tengan formado su Gobierno. La revista Der Spiegel calificó esta visita de reconciliadora.
El propio Kerry dio a entender que va a hablar
principalmente de libre comercio, pero, tal como van las cosas, está también
dispuesto a tocar el tema del espionaje por parte de la NSA:
–Este acuerdo tendrá un efecto positivo para nuestros pueblos, ayudándonos a crean millones de empleos. El tratado debe ser firmado lo antes posible. Pero los avances en este ámbito no deben quitar importancia a las interrogantes legítimamente planteadas sobre la gestión de la NSA.
En efecto, cosas tan serias como la formación de una zona de
libre comercio más grande del planeta no deben ser subestimadas. Y ahora, más
de la mitad del comercio global corresponde a EEUU y la Unión Europea. Según
datos de la oficina de estadísticas de la UE, el volumen diario del comercio
bilateral se estima en dos mil millones de euros. Si se levantan las barreras
comerciales, las exportaciones de la UE a EEUU pueden crecer en otros ciento
sesenta mil millones de euros anuales, y las de EEUU a Europa., en ciento
cuarenta mil millones. Para Europa y EEUU, que aún no han superado las
consecuencias de la crisis financiera de 2008, se trata poco menos de una
panacea contra sus actuales problemas económicos.
Justo con la misión de promover la zona de libre comercio
viajará John Kerry a Europa por encargo de Barack Obama. Un par de horas en la
"picota parlamentaria" serán holgadamente compensadas con los
beneficios del futuro mercado libre transatlántico. Obama, además, espera de
esta manera salvar su segundo mandato presidencial en el sentido pleno de esta
palabra. El escándalo de la NSA es solo parte de sus problemas. Se le están
desmoronando sus fundamentales proyectos internos. Y en primer término, el
programa de reforma total del sistema de seguros médicos Obamacare. Para
principios de esta semana, su ranking de popularidad ha bajado hasta el 39 %.
El 52 % de los estadounidenses cree que Obama es "mentiroso y no merece la
confianza". George W. Bush registró semejante resultado a mediados de su
mandato presidencial. A Obama ya le falta poco para "ganarle".
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