Últimamente, los medios describen con todo lujo de detalle el desplazamiento de los militares estadounidenses hacia el sur y el suroeste de Europa, en particular, a Italia. Pese a las protestas populares, el proceso estaba predestinado. Se trata de una nueva etapa en la "guerra global contra el terrorismo", esta vez, en África.
El contingente estadounidense en Italia se triplicó desde 1991 para superar en estos momentos los 13 000 efectivos (el 15 % de las tropas de EEUU, acantonadas en Europa), Washington sigue afirmando que no tiene bases militares en Italia. Formalmente, esto es verdad, pues todas las instalaciones militares estadounidenses son parte integrante de la infraestructura global de la OTAN y no se consideran bases independientes de EEUU. Tampoco se consideran como tales, aparte de la base en Yibuti, los casi mil quinientos objetivos militares de EEUU emplazados en las últimas dos décadas en la mayoría de los países africanos.
La causa de ello radica en la concepción misma de la "guerra global contra el terrorismo" que EE.UU. se trae con los denominados "estados fallidos", que supone la implicación en la misma de los países de la Alianza. Desde el inicio era evidente que esta guerra se propagaría a África, sin que EEUU pudiera con ella en solitario. En el asesoramiento e instrucción de los militares africanos, en el desarrollo de su infraestructura, aparte de los estadounidenses, participan activamente los franceses, alemanes y oficiales de otros países de la OTAN.
La operación militar lanzada por Francia en Malí, a comienzos de este año, ya hizo patente la posibilidad de acciones coordinadas de los países de la OTAN en la zona de influencia tradicional gala en África occidental. En el continente africano se emplazan órganos de reacción rápida a las eventuales amenazas. Ello no obstante, ya que a Occidente le imputan constantemente una política neocolonialista, en África no será conveniente crear una infraestructura militar de envergadura.
Por esta razón, el Estado Mayor del Comando África de EEUU (Africom) se quedó en Alemania, mientras sus componentes responsables de las operaciones terrestres y navales todavía en 2008 fueron trasladados a Italia, país que acogió toda la infraestructura de las operaciones conjuntas en el continente.
La población de Italia se opone a la presencia militar extranjera en su país, así como a la participación de los militares italianos en las operaciones militares de la OTAN en otros países. Y es natural. Italia tiene una larga y muy singular historia de guerras en África aunque fueron muy distintas. Primero, peleaba a finales del siglo XIX y a mediados de los años treinta en Etiopía para conquistar colonias. Luego, libró combates contra los ingleses y franceses en el norte de África durante la Segunda Guerra Mundial. Y ahora, la membresía en la OTAN nuevamente obliga a las autoridades italianas a tomar decisiones impopulares. Pero no hay otro remedio, pues la época de decisiones independientes ha pasado a la historia. Italia es miembro de la tripulación de un enorme buque de guerra denominado OTAN, cuyo rumbo está determinado hace tiempo, sin que pueda torcerlo ni siquiera la pujante tormenta de la indignación popular.
A propósito, cuando el pueblo se alza en protestas, las autoridades y los empresarios procuran sacar provecho. Según las apreciaciones hechas por expertos de Jane’s en 2010, "el hecho de haber participado Italia en la guerra de Iraq con un contingente de tres mil efectivos, facilitó a sus empresas la firma de contratos de reconstrucción del país. Beneficios análogos obtuvo de la participación en la guerra de Afganistán. Estas oportunidades surgieron en el contexto de agravamiento de la crisis económica y en el preciso momento en que el Gobierno de Italia optó por la fabricación de armamentos como la principal forma de reanimar la economía nacional. Según precisó Jane’s, los productores italianos de armamento, en particular, la compañía Finmeccanica, no ahorran energías por instalarse en los mercados de EEUU y otros países. Según las filtraciones publicadas en el sitio web WikiLeaks, esta entidad (en la que 30 % de las acciones pertenecen al Estado) que “en 2008 vendió a EEUU material bélico por el monto de dos mil trescientos millones de dólares, contribuye a fomentar las relaciones entre Italia y EEUU". Como consecuencia, en 2009, las exportaciones de armas italianas aumentaron más del 60 %.
En octubre de 2008, ambos países reanudaron el Memorándum de comprensión recíproca en el ámbito de defensa (Reciprocal Defense Procurement Memorandum of Understanding) que estipula el otorgamiento del estatus de nación más favorecida en materia de comercio de armamentos. Según algunas suposiciones, el Gobierno italiano pudo haber entregado a fondo perdido la base militar Dal Molin como aporte, aparte de otros contratos relacionados con la fabricación de armamentos y el desarrollo del caza F-35, el modelo más caro de la historia.
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