Un teléfono con cámara y conexión a Internet. Algo de nosotros que nos gusta mostrar. Tiempo libre, un poco de aburrimiento. O tal vez lo contrario, diversión desatada que nos impide discernir. Una combinación u otra de factores nos conduce a caer en la moda del selfie, el autorretrato que costó una bronca al presidente Obama con su mujer y que es la norma en las redes sociales.
No hace falta ser una celebridad, todo el mundo puede ser una estrella con amigos y una cámara. Otra cosa es que a nuestras amistades les interese lo que hacemos o les parezca ridículo. Aquí se explican cinco casos en los que no hay que caer.
El duck face o cara de pato
Quien no ha visto alguna vez en Facebook a una de esas chicas que suben fotos posando cada día con un modelo distinto pero con algo que se repite: sus labios duck face, que se traduce como cara de pato en español. En realidad, según algunos blogs, la expresión viene del término MySpace Face, ya que la cara de pato se comenzó a utilizar en MySpace y en Facebook por adolescentes. La moda surgió en el 2006 y se expandió a través de todas las formas posibles en la Red. Aunque esta epidemia solo afecta a las mujeres, en el caso de un hombre el fenómeno ya ha sido parodiado. Concretamente en la película Zoolander, donde el actor Ben Stiller hace la mirada conocida como mirada acero azul juntando los labios.
El bikini bridge
Dentro del selfie playero, que habitualmente se hace mostrando la cintura al aire y los pies descalzos con el mar o la piscina al fondo, hay algunas modalidades de influencia nociva. El bikini bridge es cuando la braguita del biquini, apoyada sobre el hueso de la cadera, deja un hueco con respecto al vientre. Para apuntarse a esta moda hay que estar muy delgada, pero no se hubiese popularizado tanto sin la ayuda de Internet. En tan solo unos días, los usuarios de la comunidad virtual 4chan consiguieron que fuera lo más comentado en las redes sociales. Pero en realidad concepto del bikini bridge existía desde 2009 en los foros que incitan a la anorexia. Ahora este fenómeno se ha hecho global y la solución no es fácil porque son acepciones escurridizas. Por un lado, las redes sociales censuran las etiquetas con contenidos proanorexia o probulimia. Instagram comenzó en 2012 a eliminar etiquetas como #thinspiration, #proanorexia, #probulimia o #loseweight, algo que ya hacían sitios como Pinterest o Tumblr. Pero ante esto, en pocas horas y sin ningún tipo de censura posible se expandió el bikini bridge, que implica estar muy delgado y es la continuación de otra peligrosa tendencia estética que causó furor en 2013: el thigh gap, el espacio que les queda a algunas entre los muslos cuando juntan los pies en el suelo. No todo el mundo tiene este hueco entre los muslos, y el empeño en lograrlo puede causar diversos trastornos.
El drunk selfie
Si algo puede tener disculpa, es el retrato tonto que se hace estando de fiesta o incluso con unas copas de más. Sin embargo, estos selfies también son causa y consecuencia de problemas de comportamiento. Los psicólogos han comprobado que el ser humano siente envidia, soledad y autodesprecio al ver las fotos de otros pasándolo bien. Retratarse fumando o bebiendo es algo habitual entre los más jóvenes, que de esta manera multiplican su influencia sobre los demás compañeros y empujan al resto a optar por este tipo de diversión: así lo afirma un estudio de la revista Salud Adolescente de Estados Unidos. La clave es que a través de las redes sociales da la sensación de que estas prácticas no tienen riesgo.
Abdominales al natural
Una situación muy distinta se da en el caso de la clásica foto de gimnasio. Suele hacerse en un momento en el que caemos en el narcisismo de retratarnos delante del espejo mientras trabajamos nuestro cuerpo. Lejos de animar al resto a hacer deporte, tampoco provoca mucha desazón porque normalmente no tenemos tan buen aspecto como creemos. Estas fotos suelen causar indiferencia, y burla si se repiten con frecuencia en la misma pose. Sí que hay gente que, a modo de experimento, capta todas las semanas una imagen de sí mismo haciendo el mismo ejercicio para mostrar la evolución de su forma física. Al ponerlas todas en secuencia, si ha habido un esfuerzo importante, se recogen aplausos y parabienes. No deja de ser una manera de motivarse.
Autorretrato con comida
Es uno de los que más burlas recibe. "Sí. Ese primer plato estará más bueno ahora que lo has fotografiado", escribía hace poco un usuario de Facebook ante unos imponentes raviolis con queso. En el caso de las chicas, es más común el café con bombón en forma de corazón y la mancha de leche o nata arriba del todo con la misma forma. Está tan visto que puede llegar a cosechar cero likes. Se ha convertido en un tópico, parte del paisaje. ¿Por qué fotografiamos la comida? Algunos blogueros llaman este fenómeno el como, luego existo. En todo caso es algo imparable. Amas de casa y estudiantes, y también actrices como Lindsay Lohan, han tropezado en esta dulce pecado. Pese a que nuestros amigos frunzan el ceño, es casi imposible resistir la tentación de vez en cuando. Si hay un pecado que se puede perdonar, es el de la gula inmortalizada.
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