EEUU se opone al despliegue de estaciones de GLONASS en su territorio. A los norteamericanos les preocupa que el sistema global ruso de navegación sea empleado con fines de espionaje. No existe una prohibición formal, pero las exigencias planteadas hacen prácticamente imposible el despliegue de tales sistemas terrestres.
Según una nueva ley, los sistemas de navegación extranjeros no deben causar daño al atractivo comercial del sistema estadounidense GPS, y están facultados para transmitir solo informaciones no codificadas.
El presidente Barack Obama promulgó la ley sobre gastos en defensa de EEUU en 2014, en la que se prescriben las exigencias para los sistemas de navegación. De acuerdo con la nueva legislación, resulta imposible el despliegue de estaciones terrestres GLONASS en el territorio del país. Sin embargo, parece ser que dentro de la esfera del sistema de navegación satelital no cabe rivales.
En la Federación de Rusia y en todo el mundo no existen limitaciones para la recepción y empleo de la señal de GPS. Todos los especialistas técnicos han dicho siempre, lo dicen y lo dirán que el empleo de las dos agrupaciones satelitales, de GLONASS y GPS, es mucho más conveniente para el cliente que el empleo de solo uno.
En mayo de 2012 fue presentada la solicitud rusa de la construcción de estaciones. El Departamento de Estado norteamericano estaba ya dispuesto a extender el permiso, pero fue sometido a críticas ácidas por parte del Congreso y del Pentágono, que estimaron que el sistema ruso de navegación puede ser empleado con fines de espionaje. De ahí que en la nueva ley se consigna, además, que los sistemas de navegación solo deben transmitir informaciones no codificadas.
También se puede pensar que otra de las razones de comenzar a desplegar un sistema de navegación satelital global diferente al GPS, en primer lugar, implica ser independientes de la decisión de los norteamericanos de desconectarnos de su sistema. Y en segundo lugar, excluir los momentos en que el sistema global estadounidense sea empleado para la observación, léase control, del desplazamiento de algunos cargamentos sensibles o de personas.
La Agencia de Seguridad Nacional de EEUU recurre a los métodos más sofisticados de espionaje de políticos en todo el mundo. Luego, en el sentido que los norteamericanos han controlado a dirigentes políticos europeos, hasta llegar, incluso, a escuchar sus conversaciones telefónicas celulares; es lógico pensar que tengan reticencias por un nuevo sistema de posicionamiento no controlado por ellos y que le puedan hacer la misma jugarreta que han estado ellos realizando por años. Es decir, piensa el ladrón que todos son de su condición.
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