Como ya habrán leído estos días en la prensa, un pobre
ignorante que se dedica a dar patadas a un kilogramo de aire encerrado en un
cuero llamado balón, un tal Piqué, jugador, según dicen, del FC Barcelona, que
curiosamente su segundo apellido es Bernabéu, ha manifestado, en un entrevista concedida
a la CNN que “El Barça es una manera de
enseñar Cataluña en el exterior”, y también como no, ya que estamos ante un
medio de comunicación internacional, un poco de politiqueo no viene mal: "El
Barça fue un bastión de la resistencia durante el franquismo".
No sabíamos que viendo correr a veintidós personas detrás del citado balón
dándole patadas, patadas que también se dan en los dídimos del contrario;
tampoco sabíamos que viendo aullar al respetable cuando el mentado balón entra
en el Averno guardado por el Cancerbero; también ignorábamos que cuando los
espectadores asistentes al “espectáculo” se enfadan empezando los
enfrentamientos, broncas e insultos, llamando algunas veces hijo de puta al
árbitro, pues eso, no sabíamos que todo esto es enseñar Cataluña en el
exterior.
Además, ¿a qué “exterior” se refiere
este sujeto? Si es a España, los que van al fútbol lo conocerán sobradamente,
ya que este pobrecito y los que componían la selección española, que ganó el
campeonato mundial, cobraron 600.000 €.
Si ese otro “exterior” se refiere a otros países, no hay nada que “enseñar”,
pues la mayoría de los jugadores de este equipo son precisamente de este otro
“exterior”.
La segunda frase del “bastión”, demuestra la ignorancia de este individuo
¿Acaso no sabe este tipo que el Barcelona condecoró dos veces a Franco. Y no lo
hizo en los años 40, cuando, como dicen los nacionalistas, se fusilaba en
Montjuich y el miedo corría por Barcelona como en los años del pistolerismo,
sino en los 70, cuando ya se acercaba el hecho
biológico. Quizás fue a casusa de que fue salvado de la quiebra por un
decreto del caudillo. En los años 50,
la junta directiva del club decidió demoler el viejo estadio de Las Corts, que
se había quedado pequeño pese a sus 60.000 localidades, y construir otro. Las
obras se alargaron y el presupuesto se hinchó. El Ayuntamiento de Barcelona,
dirigido por el franquista José María Porcioles, recalificó unos terrenos
propiedad del club, lo que le permitiría a éste obtener los ingresos necesarios
para pagar sus deudas. Pero empezaron los pleitos de los perjudicados por el
trato de favor al FC Barcelona.
Uno de los directivos, Juan Gich, recurrió a un amigo suyo,
funcionario franquista y falangista de camisa azul, Torcuato Fernández Miranda,
para que el asunto lo zanjase el Gobierno. El Consejo de Ministros celebrado el
13 de agosto de 1965 en el Pazo de Meirás, bajo la presidencia del generalísimo
Franco, aprobó un decreto que se publicó en el BOE del 23 de septiembre con el
número 2735/1965, de 14 de agosto, que rezaba así:
Se aprueba el cambio de uso de una zona verde del Plan Parcial de Ordenación Urbana de la Zona Norte de la avenida del Generalísimo Franco, entre las plazas de Calvo Sotelo y del Papa Pío XII, de Barcelona.
Al pie del decreto, los nombres de José María
Martínez y Sánchez Ajona, ministro de la Vivienda, y de Franco.
Los terrenos se vendieron más tarde por 228 millones de
pesetas a la constructora Habitat.
Pero no acabaron aquí los favores del régimen
franquista al "ejército desarmado de Cataluña".
En 1971 el Consejo Nacional de Deportes,
presidido por Gich, acordó conceder a fondo perdido 43 millones de pesetas al
FC Barcelona para la construcción del Palau Blaugrana y el Palacio de Hielo.
Quince días antes de la inauguración de las instalaciones, el 13 de octubre, la
junta directiva del Barça entregó a Franco, y a Gich y a
Fernández Miranda, la medalla de oro por la construcción de los dos palacios.
Menos de tres años después, el equipo entregó su segunda
medalla de oro a Franco. El 27 de febrero de 1974 la junta directiva en pleno
se trasladó al Palacio de El Pardo para condecorar al caudillo con la Medalla de Oro
del 75º Aniversario del FC Barcelona. Al acto asistió además el
ministro secretario general del Movimiento, José Utrera Molina.
Unos días antes, el Barça había
goleado 0-5 al Real Madrid en el Bernabéu y la prensa catalana
aseguraba que comenzaba un nuevo ciclo en el fútbol español, en el que el
equipo blaugrana sustituiría al blanco en la cumbre.
Probablemente este elemento haya leído un artículo del comunista “culé” Vázquez
Montalbán intitulado “Barça,
el ejército de un país desarmado”, publicado en 1987, en el que se lee
“Cuando el Barcelona ganaba un partido de fútbol al Real Madrid, considerado el
equipo del gobierno, Cataluña se resarcía un tanto de todas las guerras”. Este
párrafo no merece la pena comentarlo. Se comenta por sí solo.
Para el que no se haya dado cuenta todavía, esto no va sobre
futbol sino de política y sobre la historia mal contada como instrumento de
apoyo a un invento totalmente elitista conocido como nacionalismo.
Así que, señor Piqué, antes de babear inconsistencias
históricas, como mínimo intente estar un poco informado para poder dar una
opinión que se le pueda llamar opinión.
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