Hay un nuevo desarrollo en la historia humana que se está produciendo y que no se está contando.Aquí, intentamos explicarlo.

23 may 2014

Rusia y China abortan un nuevo complot contra Siria

Rusia y China interpusieron el jueves su veto a un proyecto de resolución francés en la ONU, que preveía el envío de un dossier al Tribunal Penal Internacional (TPI) para que se ocupara de la cuestión siria. Se trata del cuarto veto que los dos países interponen contra las propuestas de resolución occidentales contra Siria desde el inicio de la crisis en ese país hace tres años. El anterior veto tuvo lugar en Julio de 2012. El texto, presentado por Francia, fue copatrocinado por unos 60 países, incluidos algunos miembros de la UE, Japón y Corea del Sur y dos estados africanos bajo influencia francesa, Senegal y Costa de Marfil.

Resoluciones similares a estas fueron presentadas sobre Darfur en 2005 y Libia en 2011. En este último caso, aquella resolución fue utilizada por París, Londres y Washington para llevar a cabo una agresión militar contra este país. El embajador francés, Gérard Araud, afirmó antes de la votación que si la resolución era vetada ello sería “un insulto para millones de sirios que sufren”. EEUU, que no es miembro del TPI y se niega a que sus militares sean sometidos al mismo, apoyo el texto francés 

El veto ruso no ofrecía duda, sin embargo, después de que Moscú señalara que la propuesta francesa era un intento de “inflamar las pasiones políticas y de preparar el terreno para una intervención militar contra Siria”. El embajador ruso en la ONU, Vitali Churkin, acusó a las potencias occidentales de “prolongar la crisis intencionadamente con el fin de derribar el gobierno sirio”. China se opuso igualmente a la propuesta francesa con los mismos argumentos..

Objetivos de la propuesta francesa

En realidad, la propuesta francesa no perseguía ningún objetivo humanitario sino que fue otro nuevo intento de crear una atmósfera hostil hacia el gobierno sirio mediante acusaciones que dejan claro que el derrocamiento del mismo por medio de la fuerza sigue estando aún en la agenda de Francia y otras potencias occidentales.

Al mismo tiempo, París intentaba situar a los rusos en una postura embarazosa intentando hacerlos aparecer como defensores de presuntos criminales de guerra. El tercer objetivo sería, una vez más, restar legitimidad a las elecciones presidenciales sirias.

No cabe olvidar que esta resolución es similar a otra patrocinada por el gobierno francés en noviembre de 2011 y que fue utilizada como excusa para la invasión de Libia por la OTAN, que resultó en la muerte de decenas de miles de inocentes y la llegada al poder de las milicias extremistas. Hoy en día, tres años después, Libia está de nuevo al borde de otra guerra civil. Rusia cometió entonces el error de apoyar aquella propuesta “humanitaria” para ver después como ella era manipulada para justificar la invasión. Moscú y Pekín, sin embargo, han aprendido la lección y ya no cometerán el mismo error.

Alianza ruso-china

Esto tiene lugar además en un momento en el que Rusia y China han realizado sus primeras maniobras conjuntas tras el inicio de la guerra internacional contra Siria. Ambos países han firmado un enorme contrato de gas por valor de 400.000 millones de dólares. Esto apunta además a que ambos países han descubierto que su integración económica posee la tecnología, la mano de obra, el capital, los recursos energéticos y la capacidad de fabricación más grandes e importantes de la historia y que esta cooperación es capaz de frustrar cualquier complot occidental contra las dos potencias y sus amigos.

Rusia, por sus parte, parece dirigida a abortar los nuevos intentos de agresión contra sus aliados, en especial tras la campaña subversiva, apoyada por EEUU y la UE, que llevó al derrocamiento del presidente legítimo de Ucrania, Viktor Yanukovich, y su sustitución por una junta ultranacionalista, apoyada por grupos neonazis, que está empleando un terrorismo de estado en contra de la población del Este y Sur de Ucrania, que ha votado recientemente a favor de la independencia de sus regiones.

El veto ruso y chino ha servido, en este sentido, para poner en evidencia de nuevo la hipocresía y doble moral de algunas potencias occidentales, dispuestas siempre a hacer la vista gorda ante los crímenes de guerra que comenten ellas mismas o sus aliados. En lo que respecta a Francia, su propuesta en la ONU se produjo pocas semanas después de que el gobierno francés rechazara de nuevo, en un tono irritado, la petición del gobierno de Ruanda para que reconozca su participación en el genocidio de 1994, en el que más de un millón de tutsis fueron brutalmente asesinados a machetazos y disparos por extremistas hutus apoyados por París. En los últimos años el gobierno francés también ha llevado a cabo preocupantes intentos de ensalzar el colonialismo francés, que costó millones de vidas en diversos países y continentes.

La política rusa tendrá su reflejo pronto en Irán. Moscú está decidido a cooperar con los iraníes en todos los campos, con independencia de las sanciones occidentales. Esto incluye la construcción de más reactores atómicos en ese país. 

China comparte también esta política. En la reciente cumbre de la 4ª Cumbre de la Conferencia sobre Interacción y Medidas de Confianza en Asia (CICA) en Shanghai el presidente chino Xi Jinping elogió la “excelente coordinación entre Pekín y Teherán en los temas importantes a nivel regional e internacional”. 

La cooperación entre Rusia, China e Irán sienta las bases para la formación de una alianza que se extienda desde Pekín a Beirut pasando por Moscú, Teherán, Bagdad y Damasco en colaboración con las potencias emergentes del BRICS. Todo ello refleja un rápido cambio en el equilibrio de poder en el mundo que los gobiernos occidentales, empeñados en proseguir sus viejas políticas de dominio imperialista y neocolonialista, parecen no percibir.

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