Uno de los casos más flagrantes de manipulación
propagandística para provocar el escenario de una trigger massacre, que
resultó fallida. La fotografía publicada en BBC, pocas horas después de la
supuesta masacre de Hula, el 25 de mayo de 2012. Muy
pronto, su verdadero autor, el fotógrafo Marco di Lauro, la reivindicaba,
denunciando que su trabajo se estaba utilizando contra el régimen de Siria. La
fotografía real había sido tomada en la localidad de Al-Musayyib, al sur de
Bagdad, Irak, el 27 de marzo de 2003. Los cadáveres, presumiblemente, eran
víctimas de las fuerzas americanas. Por entonces, escribía Txente Rekondo:
“La manipulación mediática, o la guerra de la información, también juega sus
bazas. El bombardeo mediático que utilizan algunos medios occidentales, basados
normalmente en “fuentes o reportaje sin confirmar” y en videos de youtube, está
mostrando algunas brechas. Un ejemplo lo encontramos en torno a la llamada
masacre de Houla. En un primer momento la BBC publica imágenes de decenas
de civiles muertos, acusando de ello a las fuerzas gubernamentales sirias.
Cuando se demuestra que las citadas imágenes pertenecían a un suceso del Iraq
en 2003, las cosas comienzan a cambiar. Además, posteriormente se filtra que
los autores de la masacre eran miembros del ELS y que los muertos eran
partidarios del gobierno, esta “noticia” deja de interesar y desaparece de los
citados medios”.
Trigger massacre: del inglés, “trigger”
(gatillo) y “massacre” (masacre). Dícese de aquella matanza, ejecución sumaria
o masacre, real, escenificada o inventada, destinada a provocar alguna forma de
intervención internacional en un conflicto militar o “revolución blanca”. La trigger
massacre puede haber sido planificada desde un principio por el bando
interesado en atraer la intervención, bajo la forma de provocación, a fin y
efecto de atribuírsela al bando contrario. Otra posibilidad consiste en que el
bando interesado en explotar la trigger massacre aproveche la
matanza, cometida por las propias fuerzas o las del enemigo, para
utilizarla propagandísticamente. Una tercera variante consiste en inventar o
simular la masacre, total o parcialmente, dando lugar así a una fake
trigger massacre.
Pero la intención última de las trigger massacres consiste
en justificar y provocar alguna forma de acción internacional, ya sea
diplomática o militar. En eso se diferencian las trigger massacres de
la propaganda de guerra, sin más.
El objetivo de atraer una intervención internacional está
relacionado con el momento del conflicto en el que se producen las mencionadas
masacres. Éstas suelen producirse (aunque no siempre) en situaciones en las que
el conflicto está bloqueado. La acusación del uso de armas químicas por parte
del Ejército sirio en agosto de 2013 se produjo, precisamente, tras varios
meses de apagón informativo en cuanto a la situación militar del conflicto.
Meses en los cuales los rebeldes sufrieron importantes reveses. En otro agosto,
pero dieciocho años antes, la embajadora estadounidense en Naciones Unidas,
Madeleine Albright, denunció ante el Consejo de Seguridad una masacre cometida
por el ejército de la Republika Srpska contra civiles en los alrededores de
Srebrenica, lo cual legitimó, junto con la masacre del mercado de Sarajevo a
finales de ese mismo mes, la campaña de la OTAN en Bosnia de septiembre.
Por otra parte, cuando Albright denunció las
atrocidades cometidas en Srebrenica, el Consejo de Seguridad en realidad se
disponía a debatir la ofensiva del Ejército croata, en la Krajina, que dio
lugar a la expulsión de 200.000 serbios de sus casas en menos de 48 horas. Esa
operación militar había sido preparada gracias a la ayuda a Croacia por parte
de Estados Unidos y otros aliados de la OTAN. En agosto de 2013, la trigger
massacre de Ghuta, en Siria, fue también una cortina de humo ideal
para apartar la atención sobre la deriva del golpe militar en Egipto, que ponía
en aprietos a la administración Obama.
Para obtener el objetivo deseado la trigger
massacre debe ser ampliamente publicitada, normalmente con la activa
colaboración de grandes agencias de noticias internacionales, posicionadas en
la línea del bando interesado en rentabilizar políticamente la operación.
A pesar de que la credulidad del público afín a los medios
de prensa que explotan las trigger massacres -y/o a los
gobiernos que se benefician de su labor-, permite plantear ese tipo de
scoops informativos una y otra vez, con pequeñas variantes temáticas, la necesidad de documentar
las autorías de forma mínimamente convicente ha generado, en ocasiones, fallos
decisivos en la cobertura del despliegue informativo: utilización de fotografías o filmaciones erróneas, que no correponden a la masacre en cuestión, filtraciones de material filmográfico queponen en evidencia la puesta en escena, detalles
que no cuadran, confesiones
de responsables o protagonistas del engaño.
Por todo ello, para que la trigger massacre consiga
los objetivos apetecidos es fundamental un despliegue de medios de comunicación
realmente masivo, a veces explotando motivos complementarios al
de la trigger massacre más reciente.
Desde el final de la Guerra Fría, las trigger
massacres se han sucedido en dos grandes bloques de conflictos que han
dado lugar a sendas intervenciones de la “comunidad internacional” (fuerzas de
la OTAN o diplomacia occidental): las guerras de secesión yugoslavas
(1991-2001) y las guerras de la Primavera Árabe (Libia y Siria), desde 2011
hasta la actualidad. Por su parte, los medios israelíes han denunciado la
existencia de un Pallywood o
recurso habitual de puesta en escena de trigger massacres por
parte de los palestinos.
Ejemplos de trigger massacres y fake
trigger massacres en los últimos veinticinco años:
- Matanza
de detenidos por la Securitate en Timisoara, Rumania, 17-20 de diciembre,
1989
- Asesinato de bebés en las incubadoras de Kuwait, 2-4 de agosto, 1990
- Masacre
de la cola del pan en Sarajevo, 28 de mayo, 1992
- Masacre del mercado de Sarajevo, 5 de febrero de 1994
- Masacre de Srebrenica, julio de 1995
- Masacre de Racak, Kosovo, 15 de enero de 1998
- Asesinato
de los contratistas de Blackwater, Faluya, Irak, 31 de marzo, 2004
- Bombardeo de manifestaciones en Trípoli y Bengasi, 21-22 de febrero, 2011
- Violaciones de la Viagra en Libia, abril de 2011
- Masacre de Hula, Siria, 25 de mayo de 2012
- Masacre
de Al-Qubeir, Siria, 6 de junio de 2012
- Masacre
de Darayya, Siria, 20/25 de agosto, 2012
- Masacre
de Aqrab, Siria, 11 de diciembre de 2012
- Masacre de la cola del pan en Halfaya, Siria, 23 de diciembre, 2012
- Ataque
con armas químicas en Jan al-Assal, Aleppo, Siria, 23 de marzo, 2013
- Ataques químicos en Ghuta oriental, Siria, 21 de agosto, 2013
Como se puede comprobar, la mayoría de las trigger
massacres -al menos las que condujeron de hecho a una
intervención- acontecen bien sea poco antes de o durante la primavera; o
bien hacia finales de verano o comienzos de otoño. Lo cual podría estar
relacionado con el mayor o menor tiempo necesario para los preparativos
militares, a fin y efecto de llevar a cabo las intervenciones en primavera u
otoño.
Otro rasgo a considerar: las trigger massacres que
han llevado a las intervenciones militares occidentales en los Balcanes y
Oriente Medio tuvieron lugar bajo presidencias demócratas en los Estados
Unidos. La única excepción fueron las supuestas masacres de bebés en las
incubadoras kuwaitíes, en plena era Bush padre, fake trigger massacre que
empujó a la intervención en Kuwait. La invasión de Irak, en marzo de 2003, no vino
precedida por ninguna trigger massacre, aunque si por el fantasioso casus
belli de las armas de destrucción masiva iraquíes, totalmente inexistentes.
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