La economía mundial está estructurada para canalizar
sistemáticamente la riqueza a lo más alto de la pirámide, y esta centralización
de la riqueza global se está acelerando con cada año que pasa. Según las Naciones Unidas, las
85 personas más ricas tienen más dinero que las 3,500,000,000 personas más
pobres en el planeta juntos. Y 1,2 mil millones de esas personas pobres
viven con menos de 1,25 dólares al día. Hay algo profundamente roto
alrededor de un sistema que produce este tipo de resultados. Siete de cada
diez personas en el planeta viven en países donde la brecha entre los ricos y
los pobres se ha incrementado en los últimos 30 años. A pesar de nuestros
avances tecnológicos, en alguna parte alrededor del 12 por ciento (842 millones) de personas se acuestan con
hambre cada noche.
El
informe de donde emanan estos datos, publicado bajo el título: "Sustaining
Human Progress: Reducing Vulnerabilities and Building Resilience" casi
no se piensa como un manifiesto totalmente demagógico. Todo lo contrario: está
escrito en una mezcla de jerga estadística y burocrática tan seca como el
polvo.
El informe describe las condiciones producidas de pobreza,
privación, la injusticia social, desigualdad, opresión, producidos por nuestro
sistema capitalista pero sin hacer referencia alguna al capitalismo.
Simplemente no hay mención del sistema económico bajo el cual la población del
mundo vive, y por lo tanto no hay discusión. Otros datos interesantes del
estudio mostrados en el estudio sirven de ejemplo de lo tan bueno que es el
sistema económico-financiero de hoy en día, ya que la desigualdad de ingresos
en los países en desarrollo aumentó un 11 por ciento entre 1900 y 2010 y los
pueblos indígenas representan alrededor del 5 por ciento de la población
mundial, pero representan el 15 por ciento de los pobres del mundo.
El informe presta especial atención a las condiciones de los
niños en los países en desarrollo (lo que antes se llamaba el Tercer Mundo). De
estos niños, "7 de cada 100 no sobrevivirán más allá de 5, 5 años, 68 no
recibirán una educación infantil, completa, 17 nunca se matricularán en la
escuela primaria, 30 tendrán un retraso en el crecimiento y 25 vivirán en la
pobreza."
Si bien el informe intenta lograr una nota de optimismo, ya
que sus cifras globales sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) está
aumentando, pero esto es en gran parte una ilusión estadística. Debido a los
avances científicos y su difusión a los países más pobres, en el cálculo del
IDH, compensa una disminución significativa en los ingresos, el empeoramiento
de la desigualdad económica y el estancamiento en términos de educación y otros
servicios sociales.
El informe continúa: "Entre 2008 y 2012 la formación
bruta de capital fijo público cayó un 65 por ciento en Irlanda, un 60 por
ciento en Grecia y España, el 40 por ciento en Portugal y el 24 por ciento en
Italia. En general, la inversión pública en la zona euro (17 países) se
redujo de 251 mil millones de €euros en
2009 a 201 mil millones en 2012-una
disminución nominal del 20 por ciento. Esto, después de una constante
tendencia a la baja de la inversión como porcentaje del PIB desde 1970. Los
recortes presupuestarios también están afectando a la prestación de servicios
públicos”.
Estas políticas de hecho han empeorado el déficit al socavar
la producción económica y el aumento del desempleo, así como el aumento de la
desigualdad económica. El informe continúa: "Las recientes medidas de
austeridad han aumentado la pobreza en más de la mitad de los países europeos,
y de los grupos de mayor riesgo son los niños, los inmigrantes y las personas
de origen inmigrante, minorías étnicas y personas con discapacidad”. – Señor Rajoy,
lo dice la ONU, no me invento nada-.
El callejón sin salida de esta perspectiva es inevitable, ya
que fue elaborado bajo la supervisión general del Programa de Desarrollo de
Naciones Unidas y su principal administradora, Helen Clark, perteneciente al
partido conservador del primer ministro socialdemócrata de Nueva Zelanda, que
se espera sea un candidato a secretario general de la ONU después de que Ban Ki
Moon termine su segundo mandato en el cargo en 2016.
Para rematar la faena de desfachatez, entre la media docena
de “contribuciones especiales” que aparece en el preámbulo del informe van
para: Bill Gates, el primer ministro de Liberia (respaldado por EE.UU.), el
economista de la Universidad de Chicago (ciudad donde se le “pone precio” a los
alimentos de este nuestro mundo) James Heckman y el economista Joseph Stiglitz
(ex jefe del Banco Mundial).
Pero aunque las palabras "capitalismo" e "
imperialismo" no aparecen en el texto del documento de 239 páginas, el
informe de desarrollo proporciona no obstante un amplio material primo para la
acusación contra el sistema de ganancias que tenemos.
Ahora, quiero dejar una cosa clara desde el principio.
Capitalismo y socialismo no son la respuesta a nada. Más capitalismo y más
socialismo casi siempre resultan en un aumento de la opresión y el aumento de
la pobreza. Lo que necesitamos es un sistema que permita a los individuos
y las familias trabajar duro, ser creativo, y que puedan cuidarse de sí mismos.
Pero en cambio, tenemos un sistema en el que todo el poder y toda la riqueza se
controlan cada vez más por los grandes bancos y las corporaciones que son a su
vez controladas por la élite mundial. Recordemos que la deuda global total
general para el planeta está ahora en la friolera de 223 billónes de
dólares. No ha cambiado nada. Antes, el lacayo le debía al señor, ahora le
debemos a los “bancos”.Esto permite a los súper ricos convertirse
constantemente aún en más ricos. Es como una aspiradora gigante que chupa
la riqueza de todos nuestros bolsillos y lo transfiere a ellos.
0 comentarios :
Publicar un comentario