En Europa se presta atención prioritaria a las fuentes
alternativas de energía, priorizando la llamada “energía verde”, al mismo
tiempo se reduce sistemáticamente la producción industrial. Como consecuencia,
Europa no resultó ser competitiva en comparación con EEUU, declaró el
eurocomisario de Industria Antonio
Tajani.
Urge revisar la política energética de la Unión Europea, de
lo contrario difícilmente se podrá superar la crisis. Lo anunció el Comisario
Europeo de Industria Antonio Tajani durante el foro anual de la élite
política y económica Ambrosetti que se lleva a cabo en Italia. El político
calificó la actual situación en Europa como “la paliza sistemática de la
industria”.
En resumen, el funcionario europeo tiene los siguientes
argumentos: El primero, la pretensión idealista de pasar a fuentes renovables
de energía provoca el crecimiento desmedido de sus precios, colocando a las
empresas europeas en una situación notoriamente desfavorable. El segundo, en
las condiciones de la revolución de esquisto en EEUU, sería prudente para
Europa ponerse también a explotar los yacimientos de esquisto, se trata del fracking,
el método de fracturación hidráulica (muy controvertido, por cierto). El tercer argumento es la
dura política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), más exactamente el
hecho de que en las condiciones del tipo de cambio excesivamente elevado del
euro, es extremadamente difícil para las empresas europeas competir en los
mercados internacionales.
De ese modo, el eurocomisario claramente se sale con su
crítica, por demás constructiva, de la principal tendencia europea, donde son
un lugar común las conversaciones sobre el saneamiento de la economía de los
países de la eurozona, de la superación de la recesión, la salida de la crisis,
etcétera.
Según
los últimos datos de la Oficina Estadística de la Unión Europea Eurostat,
de hecho se ha logrado detener la recesión en las naciones de la zona del euro.
En el segundo trimestre del presente año se ha registrado un crecimiento
económico del 0,3 %. Pero, éste no indica un saneamiento real de la economía europea,
los antiguos problemas estructurales permanecen, el principal es el altísimo
nivel de la deuda pública. La política de austeridad que Bruselas está
imponiendo desde 2010 se reduce a asignaciones de ayuda financiera a los países
“problemáticos” a cambio de recortes presupuestales del gasto y reformación de
sus economías. Como resultado de las reducciones presupuestales, las economías
de esos países decrecen aún más, y como consecuencia, no hay base para el
crecimiento económico. Durante los años de la crisis la industria europea ya de
por sí débil, bajó más. Actualmente, Alemania es la única nación europea que
cuenta con una industria realmente fuerte.
Se espera que el crecimiento continúe también en 2014, pero
desde luego eso puede suceder solo en condiciones externas favorables, o sea si
Europa logra superar el déficit presupuestal y resolver el problema de la deuda
pública. De ese modo volvemos al círculo vicioso: será muy difícil desarrollar
la industria europea, incluso en condiciones de coyuntura económica
relativamente favorable.
Pero, ahí está el problema: de dónde sacar esas inversiones, ya que en condiciones de la crisis de la deuda en la eurozona difícilmente se puede esperar que los estados asignen mayores recursos para la investigación científica. Antonio Tajani, opina por ejemplo que el BCE (Banco Central Europeo) podría jugar cierto papel en ese sentido. Más exactamente, a su modo de ver, una política monetaria más suave por parte del banco podría aliviar la situación de las pequeñas y medianas empresas en Italia y España, así como en la periferia europea. El único problema es que no le compete al Banco Central (Europeo) la política industrial, siendo misión de los gobiernos nacionales.
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