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Introducción
En 1975, Ivan Illich abrió su libro Némesis médica
[3] con estas palabras: “la medicina institucionalizada ha llegado a
convertirse en una grave amenaza para la salud”. Treinta y cinco años después,
la amenaza se ha cumplido.
La superespecialización de la Ciencia, la aplicación
irresponsable de la técnica, la falta absoluta de participación de los
ciudadanos en la gestión de su salud, el control de los servicios sanitarios,
la investigación y la formación e información por las multinacionales
farmacéuticas, son algunos elementos de un modelo médico que no sólo no
consigue solucionar los problemas de salud de la gente, sino que contribuye a
agravarlos e incluso a crearlos.
Y es que en el contexto de la globalización imperialista,
los problemas de salud no son cuestiones científicas o médicas, sino, por
encima de todo, cuestiones de Poder.
En efecto: una disputa científica debería tener por objeto
la búsqueda de la verdad; sin embargo una disputa de Poder tiene como objeto
imponer una determinada idea independientemente de que sea o no verdad. En una
controversia científico-médica se produciría un enfrentamiento entre
argumentos; en una controversia de Poder, el enfrentamiento se produce en un
nivel muy diferente definido de modo lúcido y sucinto en la cita de la Declaración de
Caracas que encabeza este texto, o con las contundentes palabras del
Subcomandante Marcos: “Este mito de la ciencia neutral no se derrumba con la
bomba atómica” [4].
Ejemplo extremo de
todo ello es el Montaje VIH/SIDA.
La “Pandemia VIH/SIDA” es un Montaje criminal [5]
En 1981, cinco casos
de homosexuales inmunodeprimidos por la utilización continua de nitritos, y
envenenados por un prolongado tratamiento antibiótico inmunosupresor, se
convirtieron, por necesidades estratégicas de los CDC y otras agencias del
aparato sanitario estadounidense, en los primeros casos de una “nueva
enfermedad” presentada desde el comienzo como “contagiosa y mortal”.
Dos años después, Luc
Montagnier presentó el supuesto aislamiento de un virus del que, no obstante
dijo: “el papel de este virus en la etiología del SIDA deberá ser determinado”
[6]. En 1997 reconoció en una entrevista realizada en el Instituto Pasteur que
no había cumplido el requisito fundamental de aislamiento: “repito, no
purificamos” [7]. En 2008 recibió el Premio Nobel por las dos cosas que no
había hecho: aislar un virus y demostrar que era la causa del SIDA.
En 1984, la Ministra
de Salud estadounidense anunció en rueda de prensa que el Dr. Robert Gallo
había encontrado la causa del SIDA: un nuevo retrovirus que acabó llamándose
“Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)”. Entre 1990 y 1994, el Dr. Gallo
sufrió cinco investigaciones de organismos estatales por presunto fraude en su
descubrimiento. En 2007, la periodista Janine Roberts hizo públicas las pruebas
definitivas [8]: Gallo alteró los resultados de su equipo para presentar como
aislamiento experimentos fracasados (ver ilustración).
Todos y cada uno de
los elementos que intervienen en la llamada “Pandemia VIH/SIDA” son falsos. Hay
información científica, médica, epidemiológica, periodística, testimonial y
jurídica rigurosa para demostrar que los tests, los protocolos hospitalarios,
las estadísticas, los tratamientos, las campañas informativas y las políticas
en torno al VIH/SIDA en su conjunto se apoyan en fraudes, interpretaciones
erróneas o simples mentiras.
Veámoslo:
Tests-ruleta rusa
Todos los tests empleados como diagnóstico carecen de
soporte científico-técnico [9]. En realidad sirven para etiquetar personas como
“seropositivas” metiéndolas así en el criminal engranaje del SIDA:
- no son específicos: no detectan anticuerpos
concretos, sino mayor o menor cantidad de anticuerpos que todos podemos tener;
- no existen criterios uniformes: te pueden considerar
positivo en un país y negativo en otro;
- se han documentado 67 enfermedades o situaciones que
producen falsos positivos, entre ellas, hemofilia, hepatitis, malaria, herpes,
vacunas, gripes, resfriados…
- los propios fabricantes advierten en sus prospectos e
instrucciones [10] que los tests no sirven como diagnóstico -la razón
fundamental es que no se ha aislado el virus que se supone que deben detectar.
Venenos mortales
Los tratamientos
empleados en el marco del SIDA son tóxicos y responsables de los problemas de
salud y las muertes atribuidas al VIH. Los laboratorios fabricantes advierten
que no curan, numerosos estudios han puesto de manifiesto que los llamados
“sobrevivientes a largo término” no han tomado antivirales, y la literatura
científica dedicada a documentar sus temibles efectos es simplemente abrumadora.
Entre los más graves: dañan de las mitocondrias celulares que producen el 95%
de la energía que necesita el organismo, produciendo miopatías, demencias,
encefalopatías, fallos hepáticos y daños genéticos en los fetos; cánceres,
malformaciones, atrofia, anemia, inmunodeficiencia, neumonías, depresión,
cirrosis hepáticas, cólicos renales... El problema es que todos los componentes
atribuidos falsamente al VIH son en la realidad biológica elementos vitales de
las células humanas. Lo que significa que el blanco de todos estos venenos no
es otro que el organismo humano [11].
¿Existe entonces el SIDA?
Lo que estamos explicando puede resultar chocante a primera
vista, e incluso contradictorio con lo que nos dicen e incluso con lo que vemos
en personas cercanas. Es lógico, cualquier montaje tiene que apoyarse en algo
real. Es decir, el “SIDA” no existe como enfermedad con entidad
biológica-patológica propia, aunque existen problemas de salud que se han
utilizado para construir el Montaje VIH/SIDA. De modo que para entender
cabalmente lo que está sucediendo y contrarrestar la gigantesca campaña de
terror y mentiras, es preciso separar con nitidez:
- lo que el establishment del SIDA
presenta como “seropositivo”, “caso de SIDA”, “muerto de SIDA”,
- de los problemas de salud reales o de las condiciones
biológicas que hay debajo de esas etiquetas.
En Occidente se ha construido el SIDA transformando el
significado de la palabra “síndrome” de grupo de síntomas a grupo de
enfermedades, utilizando patologías ya existentes relacionadas con los llamados
“grupos de riesgo”, y ampliando la definición a base de ir metiendo
enfermedades en la lista y engrosando el número de casos: cada vez que se
añadía una nueva enfermedad a la lista, miles de personas se convertían si
daban positivo al test en “casos de SIDA”.
Por ejemplo, en 1993 los CDC añadieron el criterio de “tener
menos de 200 T4 por mililitro de sangre” para ser considerado “caso de SIDA”;
resultado: el número de casos se duplicó en EEUU. Desde entonces, más de la
mitad de los nuevos casos diagnosticados cada año son personas sin ningún
síntoma de enfermedad.
Además, al haber distintas definiciones en diferentes
países, se producen situaciones sorprendentes pero clarificadoras: 180.000
“casos de SIDA” estadounidenses no son “casos de SIDA” en Canadá.
En cuanto a los países pobres, primero la rapiña occidental
condenó a millones de personas a la pobreza, al hambre y a la enfermedad;
después, las instituciones sanitarias creadas y controladas por Occidente acuerdan
que esas condiciones de vida infames se definen como “caso de SIDA”;
finalmente, el arsenal de expertos, cooperantes, voluntarios y demás sicarios,
introducen, publicitan, promocionan desde tribunas pseudocientíficas y echan
mano –si es preciso- de los tribunales, para fumigar con venenos, primero de
marca y, después de la correspondiente “campaña humanitaria”, con genéricos a
precio módico.
¿Cuáles son, entonces los problemas de salud reales
metidos en la etiqueta “SIDA”?
Por una parte, problemas o enfermedades ya conocidas
previamente; por otra, problemas provocados por el propio Montaje VIH/SIDA: por
el terror, por la estigmatización, por la intoxicación preventiva y por la
agresión químico-tóxica de los supuestos antivirales.
La minuciosa investigación del Dr. Heinrich Kremer [12]
explica rigurosamente todos estos problemas y situaciones al margen de la
versión oficial, tanto las enfermedades ya conocidas –relacionadas con el
proceso de degeneración biológica tras 150 años de irracionalidad terapéutica-
como los nuevos problemas causados por los productos presentados como
tratamiento y las campañas de info-terror.
¿Cómo es que todos los “seropositivos” acaban
desarrollando los mismos problemas, es decir, lo que se llama “SIDA”?
Aparentemente, existe una correlación entre las dos
etiquetas –“seropositivo” y “enfermo de SIDA”, pero sólo aparentemente. Para
empezar, no todos los “casos de SIDA” consisten en los mismos problemas; como
hemos visto, el saco del SIDA abarca una gran cantidad de enfermedades antiguas
y problemas creados por el mismo Montaje. Pero además, los dos grupos no
coinciden como nos quieren hacer creer: existe un riguroso estudio que
demuestra que las estadísticas oficiales de “seropositivos” y las de “casos de
SIDA” no coinciden [13].
Para tapar ese incómodo defecto, los oficialistas utilizan
una nueva trampa que llaman “diagnóstico por probabilidad”. En EEUU, más de
62.000 “casos de SIDA” han sido diagnosticados sin el test. En África ni se
considera la posibilidad de gastar dinero en los tests. El diagnóstico se hace
mediante unos criterios acordados por los CDC y la OMS, que incluyen pérdida de
peso, diarrea y fiebre más otros síntomas menores [14]. Más aún, un niño
africano hijo de madre “seropositiva”, que adelgace y tenga diarrea se
convierte automáticamente en un “caso de SIDA” presto a ser atiborrado con AZT
o Nevirapina hasta que muera por culpa del VIH a pesar de la caridad
occidental.
Explicaciones rigurosas
El trabajo de los investigadores críticos rigurosos puede explicar
de forma coherente los problemas de salud que realmente existen bajo la
etiqueta SIDA (y muchos otros); pero también permite entender las trampas que
utilizan los creadores del Montaje, e incluso cosas que ellos mismos son
incapaces de explicar.
Las agresiones psicológicas, traumáticas, infecciosas,
nutricionales y tóxicas provocan un desequilibrio importante en el organismo,
una situación de estrés que desata una serie de procesos que buscan restablecer
el equilibrio. Entre ellos, el repliegue de los Linfocitos T –cuya función
principal es el reciclaje y eliminación de restos celulares- que circulan por
el organismo a la médula ósea y determinados órganos, y la estimulación de las
células que fabrican anticuerpos. Consecuencia de ello es la falta de reciclaje
de restos celulares y el aumento de autoanticuerpos en sangre [15].
Esos procesos explican los problemas reales de salud basados
en el estrés y los mecanismos biológicos utilizados en los cuatro elementos
fundamentales de la práctica clínica diaria con los afectados:
- «Test positivo»: la sobrecarga de anticuerpos y
autoanticuerpos son detectados por una prueba que —como hemos visto ya— mide
cantidades de anticuerpos no específicos ante ningún virus.
- «Carga viral alta»: la falta de reciclaje y la acumulación
de restos celulares implica una gran cantidad de fragmentos de información
genética celular en la sangre, que son detectados por pruebas genéticas
igualmente inespecíficas y hechos pasar por «genoma del VIH».
- «Recuentos de defensas bajos»: solo entre un dos y un
cuatro por ciento de los linfocitos T circulan normalmente en la sangre, lo
cual quiere decir que las mediciones no tienen significado clínico; pero además
este pequeño porcentaje se repliega a los órganos y médula ósea en situaciones
de estrés. Esto explica que haya numerosos «seropositivos » con buena salud y
«recuento cero» de T4.
- «Enfermedades oportunistas»: la falta de reciclaje y
la ulterior acumulación de restos orgánicos y materias de deshecho provoca la
proliferación de hongos recicladotes que normalmente viven en equilibrio
colaborador con el organismo sano. Oficialmente son presentados como agentes
patógenos que invaden el cuerpo aprovechando la destrucción de las defensas por
el «VIH».
Un organismo sano en situación normal está preparado para
restablecer los desequilibrios mediante los procesos que hemos resumido. Sin
embargo, si las agresiones se convierten en algo permanente, el mismo mecanismo
puede llegar a matar a la persona.
¿Cuál es la causa real de los “muertos de SIDA”?
Del mismo modo riguroso se pueden explicar los factores que
vienen causando las muertes atribuidas al VIH/SIDA:
1. Factores que ya mataban antes de la aparición del SIDA:
medicación agresiva, transfusiones, hábitos insanos, malnutrición, las 29
enfermedades que fueron posteriormente metidas en el saco del SIDA…
2. Nuevos factores aparecidos como consecuencia del Montaje:
el destrozo psico-emotivo-somático por la presión de las campañas de terror,
problemas psicológicos, emotivos, familiares, sociales, laborales… los
tratamientos tendencialmente mortales administrados, y el papel del colectivo
médico especializado en el tema SIDA que, con poquísimas excepciones, está
regido por el más absoluto desprecio a todos los códigos de conducta
profesional y ética de la profesión médica.
Vencedores
Existen personas que han derrotado al engranaje SIDA: tanto
“seropositivos”, como “casos de SIDA” incluso “terminales”. Lo que tienen en
común todas estas personas es el hecho de no haber tomado los tratamientos
oficiales o haberlos abandonado a tiempo, haber buscado soluciones no agresivas
para sus problemas de salud –si los tenían- y, especialmente, haberse
replanteado su situación a partir de información crítica, alternativa, rigurosa
que les permitió tomar su decisión al margen de la manipulación y el pánico
inducido por la versión oficial.
Como consecuencia de ello, no sólo se están pisoteando todos
los acuerdos internacionales sobre ética médica, sino que los responsables
públicos pueden estar cometiendo una violación sistemática de derechos humanos
e incluso llevando a cabo acciones que podrían entrar directamente en el
terreno de lo criminal.
NOTAS:
[5] Es imposible abordar en pocas páginas con cierta
profundidad todos los elementos implicados en este Montaje. Lo que sigue
pretende ser una constatación de lo que está sucediendo para encuadrar la
propuesta. Para una exposición global sucinta (107 páginas) así como para
profundizar en los aspectos socio-político-económico-mediáticos: GARCÍA BLANCA,
Jesús. El rapto de Higea. Mecanismos de poder en el terreno de la salud
y la enfermedad. Barcelona, Virus Editorial, 2009. (http://www.viruseditorial.net/pdf/rapto%20de%20Higea.pdf).
Para profundizar en los aspectos científicos, técnicos y médicos, consultar la
bibliografía allí recomendada, en particular el libro -aún en proceso de edición-
de Lluis Botinas, El VIH no existe. Preguntas para desmontar un invento
made in USA.
[6] http://leederville.net/links/BarreSinoussi1983.pdf.
[9] http://www.theperthgroup.com/SCIPAPERS/biotek8.html,http://www.theperthgroup.com/SCIPAPERS/epcurmedres97.html,http://www.theperthgroup.com/SCIPAPERS/furtherplea.html.
[11] http://www.theperthgroup.com/SCIPAPERS/cmroazt.html,http://www.theperthgroup.com/MONOGRAPH/MTCTAugust2008.pdf.
[15] http://www.virusmyth.com/aids/hiv/ahstress.htm,http://www.virusmyth.com/aids/hiv/ahdepletion.htm, http://www.virusmyth.com/aids/hiv/ahpathogen.htm.
Documental "house of numbers" subt castellano, donde se desmonta todo con pruebas y señales.
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