El número de suicidas creció un 3,3% al año siguiente del
crac bancario de 2008, según un estudio en 54 países. Los jóvenes europeos
presentan las mayores tasas de incremento mientras que se mantuvieron o bajaron
entre las mujeres.
4.884 personas que se quitaron la vida en 2009 no deberían
de aparecer en las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como suicidas. Y no tendrían que hacerlo porque la tendencia desde 2000 y hasta
2007 así lo indicaba. Pero en estas llegó la crisis iniciada por la bancarrota
de Lehman Brothers en septiembre de 2008 y se cargó la estadística. Un estudio
muestra cómo, al año siguiente, la ratio desuicidios creció un
3,3%.
Investigadores de las universidades de Hong Kong (China),
Oxford y Bristol (ambas del Reino Unido) han analizado la base de datos de la OMS y el Centro
para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos sobre
suicidios y las han cotejado con las cifras de desempleo y PIB del Fondo
Monetario Internacional. Encontraron una correlación entre el incremento en la
tasa de suicidios y altos niveles de desempleo, en especial en aquellos países
que partían de una situación previa (2007) de poco paro.
Se quedaron con los datos más fiables de una muestra de 54
países, la mayoría europeos y americanos. Querían dibujar una tendencia desde
2000 y estimar los suicidios de más que hubo tras la crisis económica de 2008.
Aunque ha habido ya algunos estudios en países como Grecia, España o Reino
Unido, hasta ahora no se había realizado un análisis global y que también
buscara diferencias por sexo, edad o región geográfica.
El estudio, publicado por BMJ, muestra una
significativa diferencia de género. Así, mientras unos 5.100 hombres más se
quitaron la vida en 2009, la tasa de mujeres suicidas se redujo, con unas 200
menos respecto de las cifras del periodo 2000-2007. Al año siguiente de
iniciarse la crisis había 34 millones más de parados en el mundo. Que unos
cuantos miles decidieran quitarse la vida, provocando una elevación de la ratio
de suicidios en un 3,3% puede parecer poca cosa.
“Esta estimación del aumento del suicido masculino está
basado en datos de los 54 países estudiados. En algunos de ellos, su economía
se vio menos afectada por la crisis y no muestran un incremento en los
suicidios. Esto puede contribuir a un aumento del 3,3% en apariencia poco
impresionante”, dice Shu-Sen Chang, del Centro para el
Estudio y la Prevención del Suicidio de la Universidad de Hong Kong y
coautor del estudio. “Sin embargo, esto significa un exceso de unos 5.000
suicidas, lo que probablemente sea sólo la punta de un iceberg de angustia
emocional relacionada con la recesión: por cada suicidio, aproximadamente otras
30-40 intentan suicidarse y por cada intento, unas 10 tienen pensamientos
suicidas”, añade.
El hecho de que el incremento de la tasa de suicidios sea
exclusivamente cosa de hombres refuerza la correlación entre suicidio y crisis
económica. “Nuestro análisis no se detiene directamente en el porqué de esta
diferencia entre sexos, pero en el caso de los hombres encontramos una mayor
evidencia para la asociación entre aumento de suicidios e incremento del
desempleo que en las mujeres. Esto podría sugerir que los hombres se ven más
afectados por el desempleo que las mujeres, y ellos son probablemente el
principal sostén económico de la familia”, opina Chang.
Joven y europeo
El estudio también arroja luz sobre la relación entre
suicidio y edad, por un lado, y región geográfica por el otro. El mayor aumento
en el número de suicidios se ha producido entre los jóvenes europeos, con una
tasa extra del 11,7%. En Polonia, por ejemplo, hubo algo más de 900 personas
que se quitaron la vida en 2009 por encima de lo que indicaban las cifras de la
década anterior. Esa cifra contrasta con los 158 de más en España. Mientras, en
los 18 países americanos analizados, el mayor incremento se produjo en el grupo
de edad que va de los 25 a los 44 años, en especial en Estados Unidos. En lo
que sí coinciden todas las regiones geográficas es en el nulo impacto de la
crisis económica en la ratio de suicidios entre los mayores de 65 años. De
hecho, la tasa entre los ancianos se redujo en 2009.
Aunque los investigadores resaltan que estos datos necesitan
de un ulterior estudio, los jóvenes, al menos en Europa, son los que más están
sufriendo el paro y “también podría deberse a que están mucho menos protegidos
por los sistemas de seguridad social”, sugiere Chang.
A pesar de que la muestra de países asiáticos no es
representativa (sólo incluye a 10 de ellos), el estudio muestra que, salvo
Israel y Kirguizistán, han experimentado crecimientos negativos de sus tasas de
suicidios. Los descensos han sido particularmente fuertes en Japón y Corea.
¿Podría deberse esto a factores sociológicos o culturales? No, de nuevo es la
economía. “Los indicadores económicos muestran que las economías de ocho países
asiáticos de nuestra muestra se han visto menos afectados por la crisis que los
europeos y los americanos, lo que podría contribuir al descenso de estos países
en su conjunto”, recuerda el investigador chino.
Además, concluye Chang: “Un anterior análisis que realizamos
sobre la crisis económica asiática de 1997 desveló que la tasa de suicidios se
elevó hasta en un 40% entre los hombres y otro 20% en las mujeres de Japón,
Corea del Sur y Hong Kong, con un exceso de suicidios estimado en 10.000″. Antes
sucedió con la crisis rusa de comienzos de los 90 o con el crac del 29. Y todo
indica que la cosa ha empeorado. Aunque no disponían de datos de todos los
países, los investigadores comprobaron que, para 2010, en 20 naciones europeas
la ratio de suicidios subió un 10,8% entre los hombres. También lo hizo (un
4,8%) por primera vez el número de mujeres que se suicidaron.
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