El presidente de EEUU, Barack Obama, buscó el miércoles en
un discurso justificar su política hacia Ucrania y deslegitimar la actuación
rusa en Crimea. También intentó dar fuerza a las desacreditadas alegaciones de
que EEUU y sus aliados buscan “defender la democracia y el Derecho
Internacional” en Ucrania.
Hablando en Bruselas, Obama rechazó la sugerencia de que la
invasión de Iraq por parte de EEUU haya restado credibilidad a EEUU para
criticar la actuación de Rusia y sus partidarios en Crimea. “Es cierto que la
guerra de Iraq fue objeto de un vigoroso debate en EEUU; no sólo en todo el
mundo, sino en EEUU también”, dijo Obama. “Yo me opuso a nuestra intervención
militar allí”.
Obama añadió: “Pero incluso en Iraq, EEUU buscó trabajar
dentro del sistema internacional. No quisimos reclamar o anexionar el territorio
iraquí ni actuamos para apoderarnos de sus recursos en nuestro propio
beneficio. En lugar de ello, pusimos fin a nuestra guerra y abandonamos Iraq,
y, de este modo, su pueblo y un estado iraquí plenamente soberano pudieron
tomar decisiones sobre su propio futuro”.
El presidente estadounidense repitió luego un punto similar
sobre Kosovo, que el presidente ruso, Vladimir Putin, citó como un precedente,
en el que EEUU y los países de la OTAN reconocieron la independencia de una
región sin el aval del gobierno del país al que aquella pertenecía.
“La OTAN sólo intervino después de que el pueblo de Kosovo
fuera sistemáticamente atacado y asesinado durante años”, dijo Obama. “Y Kosovo
abandonó Serbia después de que fuera organizado un referéndum -respetuoso con
el Derecho Internacional- en cooperación con la ONU y con los vecinos de
Kosovo. Nada de esto ha ocurrido en Crimea”.
En realidad, estos argumentos de Obama no se tienen en pie.
En Iraq, EEUU llevó a cabo una larga campaña durante una década después de
invadir el país ilegalmente en 2003. Un millón de iraquíes murieron a
consecuencia de dicha guerra e Iraq resultó totalmente devastado. El terrorismo
de Al Qaida, que era desconocido en el país, ha florecido allí desde entonces.
En Crimea, en contraste, sólo han muerto dos personas, un militar ucraniano y
un civil ruso, en un enfrentamiento en una base.
No existió ningún “debate” en EEUU acerca de la invasión de
Iraq, sino que la Administración Bush buscó efectuar un cambio de régimen
mediante una invasión directa que estuvo justificada en base a flagrantes
mentiras como las inexistentes armas de destrucción masiva de Iraq, su supuesta
alianza con Al Qaida o incluso la vinculación de ese país con los atentados del
11-S.
Prácticamente todos los grandes medios de comunicación
norteamericanos repitieron aquellas falsedades como loros sin que
posteriormente hicieran ningún tipo de autocrítica ni presentaran excusas por
haber contribuido a desencadenar una guerra injusta e ilegal contra un país
soberano y debilitado por más de una década de terribles sanciones. Las
protestas de millones de estadounidenses en las calles y de la opinión pública
y los gobiernos del mundo fueron ignoradas con desdén e irritación por el
gobierno de Bush.
EEUU invadió Iraq, pero la guerra sigue allí debido a la
desestabilización que sufre el país a manos de grupos terroristas respaldados
por un aliado norteamericano en la zona: Arabia Saudí. La reconstrucción no ha
finalizado y la guerra aún dejará sus secuelas durante mucho tiempo. La
contaminación radiactiva causada por las municiones de uranio empobrecido
empleadas por el Ejército de EEUU -que ha causado la malformación de decenas de
miles de niños iraquíes- permanecerá en el país durante un largo tiempo.
En lo que se refiere a Kosovo, cabe recordar que la campaña
de bombardeos contra Yugoslavia de 1999 fue también ilegal ya que no contó con
la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. La ruptura de Yugoslavia
fue debida, además, en buena medida al apoyo de algunos países, principalmente
Alemania, a las fuerzas nacionalistas. Durante la guerra, EEUU apoyó a las
bandas del Ejército de Liberación de Kosovo, que estuvo implicado en matanzas
de la población serbia y ha llevado a cabo, ahora en el poder, una persecución
contra la población gitana y otras minorías.
Obama “olvidó” también decir que la anexión de Rusia a
Crimea no fue fruto de una invasión sino que respondió a la voluntad libremente
expresada del 96,7% de ciudadanos rusos con una participación del censo de un
83%. Y que la actitud de los ciudadanos rusos fue debida a su temor a la
situación generada por el derrocamiento del legítimo gobierno y del presidente
de Ucrania, Viktor Yanukovich, por grupos neonazis, lo cual ha servido para
resucitar los fantasmas de las brutalidades cometidas contra las poblaciones de
Ucrania y Crimea durante la Segunda Guerra Mundial por las tropas hitlerianas y
sus colaboradores del ejército ucraniano filonazi de Stepan Bandera, del cual
los actuales neonazis ucranianos se sienten herederos.
Las afirmaciones de
Obama de que EEUU respetan el derecho de los pueblos a “decidir su
destino” son también notoriamente falsas. De hecho, Washington no ha ocultado
en ningún momento su apoyo al golpe de Kiev. Responsables estadounidenses se
han reunido en múltiples ocasiones con representantes de Svoboda y el Sector
Derechista, los dos principales grupos ultranacionalistas que han sido también
los perpetradores del golpe de estado contra Yanukovich. El Departamento de
Estado de EEUU y otras agencias norteamericanas han gastado en total unos 5.000
millones de dólares para subvertir al gobierno de Ucrania.
Tales argumentos tampoco se corresponden con la actuación de
un gobierno que afirma tener la legitimidad para llevar a cabo ataques con
drones contra cualquier persona en el mundo que desee, incluyendo sus propios
ciudadanos, y que se arroga además el derecho a espiar y violar la privacidad
de las comunicaciones de millones de personas en todo el mundo, incluyendo los
máximos dirigentes de muchos estados.
El discurso de Obama en Bruselas ha sido, pues, un ejercicio
de omisiones, hipocresía y dobles raseros. Obama presentó un mundo al revés en
el que EEUU y sus socios de la UE, que apoyaron el golpe de estado en Kiev y
que amenazan a Rusia con sanciones y con el despliegue de sistemas de armas y
tropas en las inmediaciones de sus fronteras, son presentados como los
defensores de la democracia y la paz. Su discurso fue también un intento de
justificar la política agresiva y provocativa de EEUU contra Rusia, país este
último al que Obama se refirió un día antes con desdén, calificándolo de simple
“potencia regional”.
0 comentarios :
Publicar un comentario